Según el informe del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica que señala que en todo el país hay 1.570 denuncias, que sitúa a Murcia como la comunidad con menos casos atendidos
El Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica, un organismo dependiente del Ministerio de Igualdad, ha presentado hoy el informe anual que recoge las denuncias por racismo que se han presentado ante las entidades del tercer sector que colaboran con esta entidad. Son, en todo el país, 1.570, de las que 32 se corresponden con hechos ocurridos en la Región de Murcia. Es un 2% del total, y coloca a Murcia como la comunidad con menos casos atendidos, aunque si la comparación la hacemos entre provincias, la lectura cambia notablemente, porque la de Murcia está en 14ª posición de entre las 50 provincias españolas por número de actos de discriminación racista.
Viviana Dipp, que es la Coordinadora de Programas de No Discriminación Racial y étnica de la Fundación Cepaim, dice que no debemos dejarnos guiar por los números que ofrece esta estadística, porque uno de los grandes problemas a los que ahora mismo se enfrenta la lucha contra el racismo en nuestro país es que se otorga muy poca visibilidad a ciertos comportamientos que son estructurales y constantes, porque ni siquiera se llegan a denunciar.
Dipp sostiene que en España hay racismo estructural y, por tanto, se da a todos los niveles, también en las instituciones y organismos públicos. En esos casos, los niveles de denuncia son incluso menores, sobre todo cuando la víctima es un inmigrante, porque existe entre ellos el miedo a una represalia y la convicción de que su denuncia no servirá para nada.
Luego está lo que nuestra interlocutora identifica como "racismos cotidianos", aquellos comportamientos discriminatorios que se producen en el día a día; en la barra de un bar, en la cola del supermercado o mientras paseas por la calle. Esos son peligrosos y, en su opinión, están creciendo al ritmo acompasado al que crece también la relevancia pública de formaciones políticas como VOX que han normalizado en los medios de comunicación su discurso xenófobo. Un discurso de odio que según Viviana Dipp está calando en la sociedad.
En lo que Dipp confía es en que la llegada de VOX a las instituciones no pueda traducirse en políticas racistas, porque las normas actúen como barrera. Insiste en la necesidad de dar visibilidad al fenómeno de la discrimación racial y pide, por eso, que también los ciudadanos que sean testigos de un comportamiento de esta naturaleza se animen a dar el paso de denunciarlo.