Un teniente de la Guardia Civil revela en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que la acusada dijo se les fue de las manos
Familiares y amigos del hombre que fue quemado vivo en la diputación cartagenera de La Puebla en el verano de 2021 han declarado que sufría amenazas constantes de muerte aunque nunca lo denunció. En la vista oral, que desde este lunes se desarrolla en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Murcia, con sede en Cartagena, se juzga a los presuntos autores, su exnovia y la pareja de esta, para quienes el fiscal pide 65 años de cárcel.
Jesica Rodríguez, hermana del fallecido, ha relatado que Natalia, la acusada, convivió con ellos. Era menor, tenía 15 años, y con esa excusa amenazaba con denunciar a su hermano Juan Manuel, de 31 años, para que hiciera su voluntad. Al final lo dejó por Agustín, y cuando quiso volver con él, Juan rechazó ese triangulo amoroso. Entonces arrecieron las amenazas de muerte por parte de Natalia y Agustín; que desgraciadamente se cumplieron, según Jesica.
La tarde en que Juan fue quemado vivo, Natalia le advirtió que iba a prender fuego a su casa familiar en la Puebla. La madre, Justa Rodríguez, fue testigo de la llamada porque estaba con su hijo en una visita hospitalaria. Esa noche, un amigo de Juan, Constantin se ofreció a quedarse con la familia y recomendó acudir a la Guardia Civil
Amigos y familiares corroboran los constantes celos de Natalia y el temor de Juan a dejarla, tal y como ha relatado en el juicio Adán Rodríguez, hermano de fallecido.
El teniente de la Guardia Civil que instruyó el atestado por el asesinato de Juan Manuel ha revelado este martes en el juicio que cuando la detuvieron les dijo que la situación “se les había ido de las manos”.
El oficial de la Benemérita ha añadido que ese comentario se lo hizo Natalia en el momento de su detención, que se efectuó el mismo día del crimen en la vivienda ubicada en Los Alcázares que le había dejado un amigo del también acusado, a la que ambos se habían desplazado tras los hechos.
El testigo ha señalado que la noche en que se produjo el asesinato los acusados, con el hombre que fue quemado vivo en el interior de su coche, recorrieron un perímetro de alrededor de unos veinte kilómetros y que por el trayecto seguido se puede deducir que -en contra de lo sostenido por ambos- no trataron de dirigirse a ningún centro sanitario para que se prestara asistencia al fallecido, que iba herido.
El instructor ha explicado también que cuando recibieron la noticia de la aparición de un coche carbonizado y un cadáver en su interior sospecharon que se trataba de aquel, cuya desaparición había sido denunciada por su hermana.