El responsable de Agua en Greenpeace, Julio Barea, considera descabellado mantener el modelo de agricultura industrial que funciona en amplias zonas de la cuenca del Segura con caudales procedentes de la desalación
Las organizaciones ecologistas muestran su preocupación por los planes del Ministerio de Transición Ecológica respecto a la desalación. El responsable de Agua en Greenpeace, Julio Barea, considera "descabellada" la idea de mantener el modelo de agricultura industrial que funciona en amplias zonas de la cuenca del Segura con caudales procedentes de la desalación, porque esa es una tecnología muy contaminante. Barea cree que la región de Murcia tiene recursos propios de aguas subterráneas con los que sostener una agricultura rentable, pero sobre todo considera que es urgente afrontar un cambio de modelo porque las mutinacionales y los fondos de inversión están esquilmando los recursos de la región y desplazando a los productores tradicionales.
Greenpeace, que es una organización que lleva años reclamando el cierre definitivo del trasvase Tajo-Segura, no está en contra de la desalación. Pero cree que no se puede perder de vista que esa tecnología tiene un alto impacto ambiental, sobre todo porque sus vertidos de salmueras pueden dañar gravemente ecosistemas sensibles como los de posidonia. Por eso Barea apuesta por limitar su uso a servir de garantía para el abastecimiento humano.
Dice el representante de Greenpeace que la cuenca del Segura tiene muchos más recursos de agua subterránea de los que se reconocen oficialmente. Ocurre así, afirma, porque hay quien está muy interesado en vender la idea de que el déficit hídrico de la región sólo puede resolverse con grandes infraestructuras, con trasvases que ciertos sectores puedan manejar y vender en función de sus propios intereses. Habla Barea de "una mafia del agua" que funciona con el beneplácito de la clase política, mientras los pequeños agricultores apenas pueden sobrevivir.
El mayor peligro, añade Barea, es que esos aguatenientes -como los denomina- cada vez están más vinculados a multinacionales y fondos de inversión, a los que no les preocupa en absoluto el futuro de la región de Murcia y que están desplazando a los agricultores tradicionales. Su única prioridad son los beneficios y cuando arrasen el territorio se marcharán, dejando tras de sí un auténtico erial.
