Se hará de forma subsidiaria por parte del Ayuntamiento de San Javier aunque posteriormente se cargará el importe a la propiedad
Las labores de demolición de la estructura del edificio Lago Mar, ubicado en La Manga del Mar Menor y abandonado desde los años 70, comenzarán en octubre y tendrán un plazo máximo de ejecución de tres meses, por lo que se prevé que terminen los trabajos en enero de 2024.
Así lo ha confirmado este jueves el Ayuntamiento de San Javier, tras la reunión mantenida entre representantes de la empresa Urcotex Inmobiliaria, adjudicataria de los trabajos de demolición del edificio, el alcalde del municipio, José Miguel Luengo, y los concejales de Urbanismo, Antonio Martínez; de Servicios Públicos, María Dolores Ruiz y técnicos municipales, con el fin de coordinar el inicio de las obras.
Tal y como ha indicado Luengo, la demolición se hará de forma subsidiaria por parte del Ayuntamiento aunque posteriormente se cargará el importe a la propiedad. Las obras, que tenían un presupuesto de licitación de 1.010.592 euros, se adjudicaron a Urcotex Inmobiliaria, S.L.U. en competencia con otras 14 empresas, por un importe total, IVA incluido, de 737.530,04 euros.
La estructura del edificio consta de planta de sótano, planta baja y diez plantas de piso. En total, casi 23.000 metros cuadrados en los que, en un principio, se iba a construir un hotel de más de 500 habitaciones y casi 1.000 plazas.
Este inmueble comenzó a construirse en 1974 por Tomás Maestre, junto a otro edificio idéntico, pero pronto se detectaron fallos en la construcción. El edificio gemelo salió airoso convirtiéndose en hotel-casino, pero este otro quedó abandonado. Ahora, tras casi 50 años, un informe de inspección de estructura, elaborado por la empresa especializada CEICO, destaca que dicha estructura está muy deteriorada recomendando la demolición, según ha explicado el vicedecano del colegio de arquitectos de Murcia, Juan Pedro Sanz.
Cincuenta años lleva en pie la estructura propiedad de la mercantil Intramanga Turística, una empresa de la famlia Maestre sin actividad conocida en la zona. Este esqueleto de hormigón no fue declarado oficialmente en ruina hasta 2018 y durante años los propietarios bloquearon cualquier intento de derribo además de plantearse dudas sobre la titularidad.
