El sistema de pensiones se ha quedado obsoleto en España. La profesora Concepción Patxot explica que "los hijos acaban siendo un bien público en el sentido de que pagan impuestos para todo el mundo"
El actual sistema de pensiones condicionará, para mal, a los hijos de los llamados "baby boomers" que financiarán derechos adquiridos por sus padres pero también los de todos aquellos que no han tenido descendencia. Un informe de FEDEA alerta de esta situación y una de sus expertas no descarta un escenario de retraso en la edad de jubilación o de rebaja de las prestaciones.
Es la opinión de la profesora de la Universidad de Barcelona, Concepción Patxot, coautora del estudio encargado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada. En él, se recogen los efectos externos derivados de un sistema de Seguridad Social financiado mediante un mecanismo de reparto.
La raíz del problema viene de que "el coste de los mayores se ha socializado mientras que el coste de los niños no". En este contexto, los hijos de una parte de los ciudadanos, criados en buena parte con sus recursos privados, generan una 'externalidad' positiva a las personas que no tienen hijos. Es decir, los impuestos que pagarán una vez alcanzada la edad adulta sustentarán el estado del bienestar de todas las personas, independientemente de si han tenido o no hijos.
Patxot señala que "los padres financian a los hijos y esos hijos acaban siendo un bien público en el sentido de que pagan impuestos para todo el mundo". Una posible solución a esta 'externalidad' es tener en cuenta todo el ciclo vital: el hecho de tener hijos o no y cuidar a los hijos o a los mayores son situaciones que deberían reflejarse " en los derechos que tienes después a recibir la edad de jubilación".
Esta profesora sostiene que los resultados del trabajo son clave de cara al debate sobre la reforma del sistema de pensiones, que debería considerarse dentro del conjunto más amplio de los programas del estado del bienestar.
Ese es el camino que han emprendido otros países y contempla, como ha hecho Italia, la modificación automática según las necesidades y no esperar a que haya mayorías parlamentarias suficientes.
Y España va con mucho retraso. No es descartable, al menos en opinión de Concepción Pitxot, un nuevo retraso de la edad de jubilación (rondando los 70) y el recorte de las cantidades económicas que se perciben.