Fondos de inversión y multinacionales dominan cada vez más el agro murciano
El campo murciano está sufriendo un acelerado proceso de concentración que, en opinión de la Unión de Pequeños Agricultores, representa un enorme riesgo para la estabilidad económica de algunas comarcas y una seria amenaza para la autonomía alimentaria de nuestra Región. La encuesta de estructura agraria que ha publicado el Instituto Nacional de Estadística revela que el tamaño medio de las explotaciones agrícolas ha aumentado casi un 19 % en los tres últimos años.
No es el único dato llamativo: apenas medio millar de explotaciones (o lo que es lo mismo, un 4 % del total) aglutinan prácticamente la mitad de la superficie total de regadío que hay en la Región, más de 60 000 hectáreas. El responsable de Agricultura en UPA, Antonio Moreno, dice que es la constatación de un proceso de concentración muy peligroso que está poniendo cada vez más producciones agrícolas de la Región en manos de grandes multinacionales o de fondos de capital.
Si el origen hay que buscarlo en las dificultades para garantizar el relevo generacional entre los agricultores tradicionales, las consecuencias van mucho más allá. Estamos, nos recuerda Antonio Moreno, ante compañías a las que sólo les interesan los beneficios a corto plazo, sin ningún apego por el terreno ni por la prosperidad económica del territorio en el que se implantan.
Y no sólo eso: a estos fondos de capital no les preocupa en absoluto que Murcia o España puedan garantizar el abastecimiento de productos frescos para su propio consumo.
La situación exige medidas urgentes. No tiene sentido, nos reconoce el representante de UPA, que el dinero público siga subvencionando la actividad de estas multinacionales a través de ayudas y exenciones fiscales de todo tipo. Esos fondos tienen que concentrarse en aquellos productores vinculados al territorio, que representan un elemento de cohesión social y de seguridad alimentaria. Europa, nos dice, parece haber entendido que debe cambiar las prioridades, pero el giro de las políticas comunitarias podría llegar tarde.
También la Comunidad Autónoma podría hacer algo. Por ejemplo, ser más exigente en la implantación de la Ley de la Cadena Alimentaria, que impide la venta a pérdidas, práctica a la que con frecuencia recurren las multinacionales que también tienen inversiones en la distribución y los supermercados.