Ocho personas que estaban en los palcos, junto a los 13 que fallecieron, decidieron abandonar el lugar porque comenzaron a oler a quemado. Al bajar, ya no había nadie en la discoteca
Nadie les avisó y no existía señalización de emergencias. Es el contundente testimonio de algunos de los supervivientes del incendio de las discotecas de Atalayas en el que fallecieron 13 personas. Hoy han testificado ante la jueza que instruye el caso cuatro de ellos. Han relatado los momentos de angustia que se vivieron. Aseguran que consiguieron salir con vida, apenas por unos segundos.
Eran entorno a las 06:00 horas cuando Efraín, uno de los supervivientes, comenzó a oler a quemado. Después se apagaron las luces, el humo comenzó a entrar en la discoteca a través de la pared que separaba la discoteca Fonda Milagros de Teatre, donde se originó el incendio, y comenzó el caos.
Efraín y otras siete personas estaban en los palcos superiores, junto a las trece personas que perecieron. Aseguran que nadie les avisó, que se olvidaron de ellos y que en ningún momento detectaron señalizaciones de emergencia. Un testimonio que contradice el que manifestaron ante la jueza los gerentes de la sala. Lo explica el abogado Pedro López Graña que representa a las familias de algunos de los familiares
Ambar Estefanía, esposa de Efraín, fue la última en abandonar la sala. Relata que apenas unos segundos después de que alcanzara la puerta de la calle, cayó junto a ella un trozo del techo y que al salir cerraron las puertas de la sala, por lo que avisó de que aun quedaban personas dentro.
Esas personas eran las trece personas que murieron aquella noche.
Las declaraciones de los testigos continuarán el 1 de marzo.