Evidencias arqueológicas y astronómicas sobre el nacimiento de Jesús
T06C078
Las excavaciones confirman la existencia de pequeñas comunidades judías en Belén y Nazaret, además del hallazgo de pesebres de piedra del siglo I que encajan con las descripciones de las escrituras. Uno de los puntos más reveladores es la base científica de la estrella de Navidad, identificada gracias a tablillas cuneiformes y estudios astronómicos como una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis ocurrida hacia el año 7 a.C., coincidiendo cronológicamente con el censo de César Augusto y el reinado de Herodes.
No obstante, María señala que el nacimiento probablemente no ocurrió en diciembre, ya que la presencia de pastores con sus rebaños sugiere la primavera o el otoño, siendo la fecha actual una elección posterior para sustituir la fiesta romana de la Saturnalia. Finalmente, María subraya que investigar la infancia de Jesús es complejo porque Belén y Nazaret eran pequeñas aldeas agropecuarias, lo que dificulta encontrar restos arqueológicos en comparación con las grandes ciudades donde transcurrió su etapa final.
Comprender la figura histórica de Jesús a través de estos hallazgos es como reconstruir un antiguo mosaico del que solo conservamos unas pocas piezas originales: aunque no tengamos la imagen completa del milagro, los fragmentos de cerámica, las posiciones de los astros y los registros administrativos nos permiten confirmar que el escenario donde se colocaron esas piezas era totalmente real.
