Personas que cuentan. Isidoro Sánchez, el delincuente juvenil que corrigió su camino
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Isidoro Sánchez, el Piqui, tiene 61 años. Cuando tenía 12, falleció su madre. La noticia se la dio su padre en Alicante, en el cuarto centro de menores que pisaba aquel niño de Los Mateos.
Orfanatos, reformatorios, calabozos y dieciséis ingresos en prisión. En 1979, con 15 años, contó 200.000 pesetas (1.200 euros) en el bolsillo. El Piqui fue un chorizo de calle que compartió celda con el Torete y que tuvo al Vaquilla como cuñado. Prácticamente todos sus compañeros acabaron muertos.
Pero Isidoro es también el hombre que logró escapar de ese ciclo. Dice estar vivo gracias a Dios: “Soy uno entre mil”. Consciente del “mucho daño” que había hecho, dejó de “cambiar las cosas de sitio”, puso de su parte y hoy advierte a los jóvenes sobre las consecuencias de las malas decisiones.