"No soy suficientemente maduro para jugar algunos tipos de partidos", reflexionó el murciano, que no jugará la Copa Davis con España
GREGORIO LEÓN. Nueva York
Nueva York ha amanecido con neblina. Y con sensación de orfandad porque el chico que adoptó para darle los mejores cariños ya no está. Y no es una afirmación exagerada. Anoche, toda la Arthur Ashe dio varios empujones cuando el viento soplaba más en contra para Carlos Alcaraz. Los aficionados lo veían al borde del acantilado, y en ese momento le estiraron la mano. Celebraban cada fallo de Daniil Medvedev. El ruso no tiene el afecto de los aficionados al tenis en el US Open. Pero todavía es dueño de un tenis que lo ha transportado con justicia a una nueva final. Alcaraz y Djokovic no están solos en el planeta. Los neoyorquinos se han quedado sin la final que tanto anhelaban.
Alcaraz vuelve a las aulas
Cuando los calambres de la tensión le forzaron a abandonar en las semifinales de Roland Garros, el tenista de El Palmar extrajo una enseñanza muy útil para el futuro: debía mirar cara a cara a Djokovic, sin dejarse intimidar por su estatura legendaria. Y la lección la aprendió rápido. Wimbledon conoció al nuevo rey. Pensaba Carlitos que el proceso había acabado. Que había adquirido el poso necesario ante los grandes en los escenarios más imponentes. Andaba equivocado. "No estoy suficientemente maduro para jugar tipos de partidos así", sentenció en rueda de prensa tras caer ante Medvedev. Alcaraz apenas tiene 20 años. Y aunque sus registros en Grand Slam ponen a temblar a figuras icónicas de este deporte, todavía debe recorrer para completar el proceso de aprendizaje. En la Arthur Ashe, la pista que lo ama, recibió una lección que nunca olvidará.
No jugará la Davis
Carlos Alcaraz lo deslizó ante los periodistas. "Debo escuchar a mi cuerpo; pero la gira ha sido muy exigente". Y en efecto, pocas horas después la Federación Española de Tenis ha hecho público que el murciano se cae del cartel de la Copa Davis.