El tenista murciano gana el partido de exhibición Tennis Cup de Riad, al derrotar a Djokovic por 4-6, 6-4 y 6-4. Carlitos juega este jueves en el Palacio de los Deportes el Trofeo Carlos Alcaraz.
GREGORIO LEÓN
El futuro de Carlos Alcaraz refulge como la camiseta verde fosforito que lució en Arabia. El mejor piropo del año se lo regaló Djokovic. "Será uno de los líderes los próximos diez o quince años". Nadie había hablado en esos términos de Carlos Alcaraz. Ni nadie con tanta autoridad, la que concede ser el número 1 y el poseedor de la colección más extensa de Grand Slams. Y el murciano, liberado de cualquier presión, se entregó en Riad al placer, al tenis de cuando era solo un niño con los sueños más elevados. Sonreía, igual que un niño que acaba de perpetrar una travesura. Acababa de mandar al resto una bola a la mismísima línea. Djokovic miraba, entre asombrado e impotente. Y sí, era un partido fuera del circuito ATP. De risas y complicidades. Pero el serbio, cuando el viento empezó a soplar en su contra en el set definitivo, intercambió palabras y aspavientos con Goran Ivanisevic, su entrenador. En este litigio ya elevado a categoría de clásico que protagonizan Alcaraz y Djokovic, el último triunfo del año es para el murciano. Wimbledon y ahora Arabia Saudí.
En un ambiente discotequero antes de empezar el partido, el Kingdom Arena estaba a rebosar de público expectante. 40.000 espectadores llenaban las gradas para ver a los dos mejores evolucionar sobre el azul intenso de la pista.
Perdió Carlitos el primer set, y pudo ganarlo. Tomó la delantera con un 2-0 prometedor, luego de un break. Y aunque reaccionó Djokovic, tuvo la oportunidad de colocarse otra vez con ventaja. Hasta tres bolas de ruptura disfrutó, las mimas que salvó el serbio, que ya no se dejó sorprender y pisó el acelerador para adjudicarse la manga inicial, que cerró el murciano con malas sensaciones al acumular una doble falta.
Repitiendo patrones del capítulo de arranque, Alcaraz empezó con fuerza. Un break confirmado con su servicio le brindó otra ventaja interesante. A partir de ahí, los dos tenistas mostraron fiabilidad plena con su servicio, sacándolo adelante con limpieza, sin dar opción al resto. Advertido por lo ocurrido en el set anterior, Carlos Alcaraz no aflojó en ningún momento. A Nole no hay que darle ni una esperanza. Ni enseñarle una pequeña tabla de salvación. Porque la agarra. Y el que acaba naufragando eres tú. Por eso el murciano desplegó el tenis que lo ha convertido en estrella mundial, el juego lúdico a la par que efectivo: una dejada que provocó incluso la exclamación de Djokovic, un derechón borrando línea y dos aces para atrapar la manga.
Pintaba bien el tercer set. Dominando los puntos, impulsado en el marcador por una ruptura de servicio que le colocó con un 3-1 a su favor, Carlos Alcaraz parecía acercarse a la victoria. Pero Djokovic nunca se rinde. Encadenó tres juegos seguidos. Pero no perdió el pulso el murciano, que usó nervios de acero para recuperar el timón. Y se dispuso a cerrar el partido con un juego en blanco, aprovechando su servicio.
Después de seis horas de vuelo, Carlos Alcaraz llegará este jueves a su tierra. Lo espera un Palacio de los Deportes que acogerá un espectáculo insólito. No hay ni una entrada disponible. La joya de Murcia disputa el trofeo que lleva su nombre.