El jugador murciano gana la final de Indian Wells (6-3 y 6-2) a Daniil Medvedev, con una exhibición tenística, y vuelve a ser el número 1 del ránking ATP
GREGORIO LEÓN
Hay tenistas a los que el peso de una final les hace temblar la muñeca, abrumados por la responsabilidad. Por el miedo a perder. Por el vértigo a la cumbre. Carlos Alcaraz duerme una siesta de quince minutos, y sale a divertirse. Quizá ahí, en esa adorable inconsciencia juvenil, resida parte del éxito del murciano, casi infalible en las finales. No hay desafío, por extraordinario que parezca, que el murciano rehuya. No hay torre a la que no quiera llegar. No hay cielo que no desee conquistar. En el valle de Coachella de Indian Wells lo retaba Daniil Medvedev, envanecido por sus diecinueve victorias seguidas, alguna que resonó en todo el circuito tenístico, como la que se cobró ante Djokovic. Pero quedó silenciado por el juego excelso de Alcaraz, que es de nuevo el rey del mundo, solo cincuenta días después de ceder a Djokovic esa posición preeminente.
California Carlos @carlosalcaraz does not drop a set en route to winning a maiden Indian Wells title. He snaps Medvedev’s 19-match win streak 6-3, 6-2.#TennisParadise pic.twitter.com/0rVX4s9JMP
— BNP Paribas Open (@BNPPARIBASOPEN) March 20, 2023
Carlitos jugó con maestría el primer set, gestionando con inteligencia un enemigo nuevo que apareció: el viento, que sopló racheado para intentar estropear el espectáculo. No interfirió en los planes del murciano, que gracias a un 'winner' consiguió la primera ruptura de servicio en el segundo juego. Alcaraz sacó a pasear todo su repertorio, que incluía dejadas y derechazos, ante un atónito Medvedev, que asistía inerme ante un espectáculo completo. La fiabilidad con su servicio (85 por 100 de puntos ganados con él) fue la gran arma de Carlos para llevarse la primera manga, sin contestación posible. Diez golpes ganadores del jugador de El Palmar. Diez... Manejando con soltura todos los resortes, dando una lección estratégica al rival, reduciéndolo a la nada.
El primer capítulo duró apenas treinta y cinco minutos. Pero la joya de Murcia no estaba dispuesta a levantar el pie del acelerador, y golpeó donde más duele. Medvedev se encontró con que tampoco le valía su turno de saque. Al resto Alcaraz era también invulnerable. Le hizo dos 'breaks' consecutivos. A toda mecha, Carlos continuó siendo preciso con su servicio, y puso proa a la victoria con sus mejores golpes, que incluyeron hasta tres dejadas consecutivas que provocaron gritos de admiración unánime entre los aficionados, y un acto de rendición de su oponente. Nada podía hacer Medvedev para frenar un huracán de efectos devastadores.
Carlos Alcaraz ha sido elegido por los dioses para gobernar el mundo. Ya está en el trono. Otra vez. Con diecinueve años. El presente es grande, con tantos títulos ya conseguidos, y el futuro, inabarcable como una galaxia.
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