Loading

Crueldad y dolor (1-1)

El Real Murcia, que ganaba desde el minuto 9, vio cómo el Castellón empataba en el 96. Los granas quedan a tres puntos de la eliminatoria de ascenso.

GREGORIO LEÓN
14 MAY 2023 - 18:03
Bufandas
Imagen de las gradas del estadio Nueva Condomina-Enrique Roca. Foto: Real Murcia
Escucha el audio a continuación
Crueldad y dolor (1-1)
03:17

GREGORIO LEÓN

Los grandes sueños solo se cumplen cuando se conjuntan complicidades, esfuerzos y alianzas. Felipe Moreno no entiende de actos de rendición. Y por eso hizo un llamamiento que escuchó la hinchada. Cada aficionado del Real Murcia agarró su bufanda, en una expresión de confianza en el equipo, de fidelidad. Y el equipo correspondió, firmando un partido que, este sí, tenía la naturaleza de final, y que tuvo episodios épicos, como las maniobras para colocarle a Alberto López su hombro. Tuvo el triunfo a unos pocos centímetros. A unos segundos. Pero la victoria que podía colocar a los grana a un solo punto del 'play off', porque el Sanse solo pudo empatar en su campo, se escapó. Después de un ejercicio heroíco, en el 96 vio cómo el Castellón le empataba, en medio del estupor y el enfado generales.  

La calidad de Arnau Ortiz determinó la primera parte. Después de firmar dos jugadas artísticas, a lo Zidane, con fintas y ruletas, desarticuló a la defensa rival con otra acción individual, culminada con una definición de altísima precisión que le proporcionó a los grana el 1-0. El dominio del Castellón fue por momentos abrumador, con porcentajes que rozaban el 60 por 100, pero el Murcia, bien plantado en bloque bajo, protegió a Joao Costa. La posesión a veces no da la felicidad. 

En la segunda mitad, el Castellón empezó atornillando al Murcia, con un Koné punzante. Pero el equipo de Mario Simón entendió que no podía jugar con fuego, y se estiró, abanderado por Pedro León, quien tiró de escuadra y cartabón para lanzar un caramelo a Alberto Toril, que no pudo concretar el segundo gol. Pero la mejor oportunidad estuvo en las botas de Pedro León. Solo él podía imaginar un gol imposible. Desde treinta y cinco metros, desafiando las leyes de la lógica, utilizó la finura de su pie derecho. Y solo la madera frustró los planes. El estadio, con 16.878 espectadores, entró en combustión. Y se aprestó a conservar el tesoro del 1-0. Pero un error de Ale Galindo le brindó al Castellón la oportunidad del empate desde los once metros. Y Pablo Hernández transformó el penalti.   

Temas
Podcasts destacados