El Real Murcia celebra este martes junta de accionistas, para aprobar o rechazar las cuentas del último ejercicio, que recogen una desviación presupuestaria de 1'9 millones de euros.
GREGORIO LEÓN
Está dolido. Pero A Felipe Moreno no le ha pillado con el pie cambiado el paso dado por Julián Luna, quien ha presentado contra él una querella criminal, acusándolo de cuatro delitos. El dueño del Real Murcia estaba advertido por sus abogados de los movimientos soterrados que estaba realizando la facción opositora que Luna promueve. Pero se muestra pleno de energía. El anuncio hecho por el archenero no ha modificado su hoja de ruta, que se mantiene inalterada. Su semana más difícil no es esta, que ha comenzado con la posibilidad futura de tener que defenderse en sede judicial, sino la anterior, cuando el equipo repitió fracaso en el estadio Nueva Condomina para mayor desespero de sus aficionados. Esos días sí fueron difíciles. Hechas aportaciones de seis millones de euros, con una inversión económica extraordinaria para dibujar una plantilla competitiva, los resultados no aparecían. Sí las deudas, de mayor o menor grosor, pero entrando en el buzón, acuciantes. El cordobés estaba de bajón. Como todo el murcianismo. Y se enfrentó momentos de depresión, como los que vivió justo el día de antes de que el Juzgado de lo Mercantil sacara al Murcia del concurso de acreedores. "¿Merece la pena todo este esfuerzo?, se preguntaba. Felipe Moreno escuchó algunas voces que le recomendaban abandonar el proyecto.
La victoria en el Estadi Balear le ha devuelto todas las ilusiones. Los jugadores le quisieron hacer su particular regalo de cumpleaños. Felipe Moreno considera que el equipo ha cogido confianza, y está convencido de que va a tirar para arriba y acabará en la zona clasificatoria que espera el aficionado. Recuerda que apenas ha comenzado octubre, y que los exámenes finales no son ahora. Y no se cierra a corregir en el mercado de invierno desajustes que pueda haber en la plantilla. Y desde luego, Gustavo Munúa es su entrenador. Lo considera suficientemente cualificado para que el Murcia cumpla sus expectativas esta temporada. No hay ni un solo titubeo en su voz cuando habla del uruguayo.
Junta de accionistas con oposición
Un documento de cincuenta páginas que recoge las cuentas del club del ejercicio 2022/23 ha puesto en pie de guerra al grupo que hace de oposición activa a la gestión de Felipe Moreno. Agustín Ramos está muy irritado, y no quiere ver su honor y su gestión mancilladas. El expresidente es terminante respecto a las cuentas formuladas: que el Consejo no haya incorporado a ellas el crédito comprado a la familia Samper por valor de 2.157.000 euros no solo es un error mercantil, sino algo deliberado para llevar el mensaje a la opinión pública de que el Murcia está en causa de disolución. La junta de accionistas, prevista para este martes a las seis de la tarde, promete debate y ruido. No está confirmada la asistencia de Agustín Ramos, pero Julián Luna alzará la voz, explayándose en los argumentos ya avanzados en la rueda de prensa en la que ha anunciado el camino judicial que se dispone a recorrer.
La aprobación o rechazo del informe de cuentas que presente el equipo dirigente grana tendrá una importancia crucial para el futuro. Si son aceptadas, el Consejo de Administración tendrá las manos liberadas para dar el siguiente paso: convocatoria de una junta extraordinaria que estudie la operación-acordeón por la que el Murcia puede rebajar hasta en un 90 por 100 su deuda privada, valiéndose de una herramienta nueva creada por la Ley de Sociedades de Capital. Si son rechazadas, esa vía quedaría seriamente comprometida, sin perjuicio del desenlace judicial que tenga la querella criminal presentada por Julián Luna, caso de ser admitida a trámite. Felipe Moreno recuerda que la operación-acordeón es solo un proyecto, al que darán forma, con todos los informes y documentos pertinentes, los abogados de la entidad. El presidente murcianista va paso a paso. Con absoluta tranquilidad.