El entrenador del Real Murcia se la juega el próximo fin de semana, ante el Atlético Baleares. Una derrota podría provocar su despido.
GREGORIO LEÓN
Daba vértigo verlo allí, con el abismo a sus pies, agarrándose a las manecillas de un reloj en la pared de un rascacielos. Harold Lloyd dejó en El hombre mosca una de las secuencias legendarias del cine mudo. Y es el mismo vértigo que debe sentir Gustavo Munúa. Una temporada de sueños está siendo para el aficionado un tormento permanente, en el que solo hubo un día de alegría, en Granada. El nuevo fiasco de este domingo en el estadio Nueva Condomina-Enrique Roca ha agotado la paciencia del hincha, mortificado constantemente por un equipo que no ofrece indicios de mejoría, y que bordea puestos de descenso a la Segunda RFEF, la cuarta categoría del fútbol español.
El sonido de viento acompañó varias escenas del encuentro último. La sustitución de un delantero como José Ángel Carrillo. El desbarajuste que permite un ataque letal del Alcoyano y que salva Gianni Cassaro. El pitido final, ahogado por la megafonía del estadio. Decibelios para acallar las críticas, multiplicadas en las barras de bar de verdad, y en las virtuales, las de las redes sociales. Y una pregunta insistente: ¿van a echar a Munúa?
El futuro de Munúa
La cúpula directiva grana no ha modificado su plan. El pobre juego exhibido en San Fernando instaló la preocupación en la zona noble, que estableció un marco temporal de dos partidos para evaluar la situación real del equipo y el entrenador. ¿Seguirá Munúa en el banquillo ante el Atlético Baleares? La respuesta que llega desde la máxima altura del club es terminante, sin dejar espacio a la duda: "Seguro". Felipe Moreno nunca piensa con las tripas. No se deja guiar por impulsos ni dominar por las emociones. El fútbol le ha enseñado que a una tormenta tropical le puede suceder un sol mediterráneo. Con Agustín Ramos al volante, Munúa ya no sería entrenador. El cordobés madura más las decisiones. Y de momento, le da al uruguayo una segunda oportunidad. Y hasta podría tener una tercera, en Ibiza.
"Las balas se van acabando"
El apoyo hacia el entrenador desde el equipo de gobierno grana queda patente. El mensaje que se filtra al exterior es de continuidad. De que el Murcia está en buenas manos. De que los resultados llegarán. Pero intramuros el análisis es más profundo y tiene derivadas. La clasificación es muy elocuente. Y aunque octubre apenas ha nacido, a los dirigentes de la entidad les deprime ver al Castellón y al Málaga tan lejos. Ellos, sí. Nosotros, no. "Esperamos una reacción. Pero es verdad que las balas se van acabando. También para el entrenador", asegura a Onda Regional una fuente muy autorizada, que añade: "Lo mejor es que hay muy buena plantilla. Y estamos seguros de que cuando los jugadores cojan confianza, van a dar su pleno nivel. Es necesario hacer un partidazo que les libere de presión. Y todo encajará".
El Munúa del Cartagena
Desde el Consejo de Administración también observan con atención la configuración de la plantilla, y aunque es prematuro, sí ven en perspectiva la posibilidad en el mercado de invierno de mejorarla con futbolistas de mayor respuesta física, capaces de regresar, de hacer el repliegue a mayor velocidad. La Primera RFEF es muy exigente, y los jugadores más allá de los treinta años pueden sufrir en algunos partidos. Los resultados de octubre y noviembre marcarán si es recomendable o no hacer algún retoque a una plantilla en la que hay total confianza.
El despido de Gustavo Munúa se descarta, puertas hacia afuera. Internamente, no. Ahí está la tabla. Y la afición, de uñas con el entrenador. Una resolución anticipada de contrato que también supondría un desgaste adicional para Felipe Moreno. Pagar al uruguayo y su equipo una cantidad que se aproxima a los 200.000 euros no es un capricho. Eso da para cumplir con la Seguridad Social dos meses seguidos. Y el dueño del club no olvida sus prioridades. La principal, poner en orden los números rojos de la entidad. Esa es su obsesión. Un cambio de entrenador ya en octubre supondría un esfuerzo fuera de guion. Y el presidente del Real Murcia y sus colaboradores más directos esperan que no deba afrontarlo el club. Todavía confían en que Munúa sea el Munúa del Cartagena. El Munúa que le valió su fichaje por el Murcia. El Munúa que todavía no han visto, ni ellos, ni los aficionados. O eso, o tendrá menos suerte que Harold Lloyd.