El tenista murciano juega este martes contra el serbio (11 de la mañana), con el afán de meterse en las semifinales del Open de Australia.
GREGORIO LEÓN
Sobrepasado por la emoción que lo había atenazado, gestionando una responsabilidad quizá excesiva para sus veintiún años, Carlos Alcaraz se echó a llorar en París. Era el sueño que había alimentado durante los últimos meses. Pero otro lo llevaba incubando mucho más tiempo. Djokovic conseguía la pieza que le faltaba a su colección. Y el tenista murciano veía pasar un tren, el primero. Otros muchos pasarán por la estación. Cuando tienes su edad, la vida se abre como un campo interminable de acontecimientos por venir. Imposible que te alcance la vista para adivinarlos.
Y se reencuentran, allí donde el serbio es rey absolutista. Las diez veces que se ha coronado en Melbourne Park lo colocan en una posición inalcanzable. Y aunque no llegue como gran favorito esta vez, Nole es Nole. Y Alcaraz lo sabe: "¿Qué debilidades tiene Novak? Pocas o ninguna. Va a ser la primera vez que juegue contra él en un Grand Slam sobre pista dura, así que vamos a ver", ha expresado el tenista criado en El Palmar, con ocasión de la previa del partido.
Novak Djokovic se ha vuelto a hacer viral. Sus desencuentros con el público en el partido anterior ante Jiri Lehecka y su negativa a cumplir con la obligación de conceder la entrevista posterior (irritado por comentarios vertidos por Channel 9 contra los hinchas del serbio) han tensado la relación entre la Rod Laver y él. Pero, aunque quizá encuentre un clima menos amable que otras ocasiones este martes, da igual. Para Djokovic eso puede actuar de combustible. No entiende el deporte de otra manera. A Alcaraz lo mira de tú a tú. Ya no es el chico que lo sorprendió en la Caja Mágica en 2022. Lo ha rendido en la pradera verde de Wimbledon dos ocasiones, y sus citas ya empiezan a hacerle recordar otras que adquirieron cualidades míticas: "Esto es como los enfrentamientos con Nadal, en cuanto a intensidad y energía en la pista".
Esta vez Alcaraz jugará en la sesión nocturna, que no es su favorita. La entrada más económica para verlo contra Djokovic cuesta 1.099 dólares australianos (al cambio, unos 600 euros). Nunca es barato ver un partido de colección.