El murciano gana a Kezmanovic por 6-4, 6-4 y 6-0, y ya está en cuartos de final del torneo australiano. Su próximo rival será Alexander Zverev.
GREGORIO LEÓN
El tenis le pertenece. A palos o con sutileza. Con la derecha o el revés. Carlos Alcaraz es un primor. Y un regalo que te llena los ojos. Verlo jugar, un acto de felicidad cotidiano. Australia se rinde también al talento del murciano, ya en cuartos de final del primer Grand Slam del curso después de un ejercicio tenístico de primer nivel. Emboscado en las sombras, acechante, le esperaba Miomir Kezmanovic. El serbio preparaba una cuchillada mortal. Pero Alcaraz, avisado, no le dio opción alguna. Zverev aguarda en la próxima estación. Será este miércoles a las 11:00h (horario de España). En TV podrá seguirse por Eurosport.
El murciano se está transformando en un jugador altamente fiable cuando llegan los momentos calientes de un torneo. En octavos de un Grand Slam solo ha registrado una derrota, ante Sinner. Todo lo demás lo ha resuelto con plena eficacia. Eso tiene nombre: madurez. Sin los momentos de desconexión que le hicieron meterse en laberintos en otras épocas, Carlitos avanza con tiento en Melbourne..
El primer set fue un muestrario de toda la variedad de golpes que tiene Carlos Alcaraz, y una demostración de fuerza. Su derecha fue un martillo. Golpeó con tanta potencia que la pelota adquirió una velocidad incontrolable, siempre con precisión, abriendo ángulos y cambiando alturas. Una derecha cruzada ejecutada con maestría levantó exclamaciones de admiración en la Rod Laver Arena. La ruptura llegó pronto, en el tercer juego. Kecmanovic hacía lo que podía.
El serbio quiso elevar el nivel en el segundo capítulo. Pero a la mínima aparecía la fuerza sobrenatural de Carlitos. En el tercer juego, dos obuses para ganarse el deuce volvieron a provocar la estupefacción de los espectadores. Demoledor. Alcaraz cocinaba otro break. Y lo consiguió con un revés que cerró un punto espectacular, con larguísimo intercambio de bolas. 4-3. Charly ponía proa a la victoria. Kezmanovic le había leído un par de dejadas, pero la tercera se la comió. El set estaba ya decantado. .
Alcaraz quiso ponerse a resguardo de cualquier sorpresa. No quería que el litigio se extendiera más de la cuenta. Y puso pie tabla en el tercer set, iniciado con un break, que confirmó con su servicio. Y firmó, con un derechazo cruzado donde se dejó el alma, otra ruptura para ponerse 3-0 por delante. Y con una voracidad insaciable, pletórico de piernas y energía, se atrevió con un tercer break para cerrar ya el partido valiéndose de su saque. Un ace y listo. A lo grande.
Mientras Alcaraz deslumbraba en la Rod Laver Arena, Alexander Zverev sudaba para hacer capitular a Cameron Norrie. Lo hizo en el 'tie-break'. El miércoles aparece como nuevo obstáculo del murciano.
