El tenista murciano derrotó a Ugo Humbert (6-3 y 6-3) y dio el punto definitivo a España.
GREGORIO LEÓN
Carlos Alcaraz se llevó la mano a su oreja derecha, en un gesto convertido ya en signo distintivo del murciano. Acababa de mandar valiéndose del revés una bola a un rincón imposible ante un atónito Ugo Humbert. El 30-40 y la oportunidad del break para poner proa a la victoria. Y así lo hizo el tenista de El Palmar, dejando silenciado al francés. Carlitos se está conociendo. Y los demás también lo hacemos. Se ha pegado más de un trastazo inesperado. Las imágenes de Cincinnati rompiendo la raqueta se viralizaron, por impropias. Luego llegó su peor partido, en Nueva York. Allí donde reinó optó por dimitir cuando apenas empezaba a cogerle el gusto a la Arthur Ashe. Y esos fracasos repetidos exigían una reacción inmediata. Se ha producido en la Copa Davis, donde ha tirado de España para meterla en la Final a 8. La Fonteta se ha rendido al talento de un jugador excepcional, capaz de hacer un cambio de sentido y recalcular ruta. La Davis ha servido para cauterizar heridas abiertas.
Alcaraz asumió el reto con plena responsabilidad. La victoria de Roberto Bautista ante Arthur Fils, con remontada (2-6, 7-5 y 6-3) le colocaba en disposición de obtener para España el pasaporte para viajar a Málaga. Muy rápido de piernas, con una ubicación siempre certera sobre la pista, no dio opción a Humbert, al que ya había reducido en Wimbledon. Después se tumbarlo en la primera manga, empezó a fabricar pacientemente el triunfo en la segunda. Lo pudo hacer al resto. Y aunque apretó el francés, rebelde a la derrota, con un 0-40 a favor, recondujo la situación Carlos Alcaraz, que vuelve a sonreír.
El trabajo del murciano en La Fonteta tiene mucho de reivindicación. Las dudas volvían a merodearlo. Recibía críticas mientras Sinner era encumbrado en Nueva York. Pero Carlitos ha regresado con el tenis que le hizo número 1 del mundo. Y sus imágenes han vuelto a las redes sociales, pero no con vídeos rompiendo una raqueta, sino con puntos que solo él es capaz de firmar.
La cita no ha terminado aún. España aún tiene un objetivo por el que pelear en Valencia: ser cabeza de serie. Y será el domingo, ante Australia. Luego espera Málaga, del 19 al 24 de noviembre. El capitán de la Davis debe decidir si recurre de nuevo a Alcaraz. El murciano planteó en rueda de prensa una sugerencia: "Aún no he hablado con Ferrer sobre la opción de jugar el domingo. El objetivo era clasificar para Málaga. A mí me da igual ser primero o segundo. Puede ser un buen momento para que jueguen los tenistas que no han participado y demuestren el equipazo que tenemos".