El tenista murciano, que se enfrenta este martes a Fabian Marozsan en Indian Wells (21:00h), admite que ha vivido meses difíciles, superados gracias al apoyo de Juan Carlos Ferrero y de su psicóloga Isabel Balaguer.
GREGORIO LEÓN
Observen la imagen. Carlos Alcaraz tiene la mirada perdida, la estupefacción pintada en el rostro. El número 135 del mundo acaba de expulsarlo a Roma, en tercera ronda. Y lo ha hecho con un admirable ejercicio tenístico, 6-3 y 7-6. Delante, con camiseta roja, quizá también sorprendido de su insólita victoria, disimulando la felicidad que le recorre alcanzando todas sus terminaciones nerviosas, Fabian Marozsan. "Había momentos en los que ni yo sabía lo que estaba ocurriendo", confesará el murciano después en la sala de prensa del Foro Itálico, sin capacidad para reponerse del varapalo recibido.
A partir de ese momento, Carlitos se dio cuenta de que no era fácil vivir en la cumbre. Que allá arriba los vientos soplan con más fuerzas. Que las amenazas acechan constantemente. Que hay enemigos emboscados. Que el confeti con el que te has bañado se te va del cuerpo. Y que te has quedado a solas con tus pensamientos. El jugador de El Palmar lo ha reconocido recientemente. La derrota ante Zverev en el Open de Australia rompió sus cálculos. Pero fue en Buenos Aires, en plena gira sudamericana, cuando se vio enfrentado a sí mismo, a sus miedos. "Para mí, ha sido un poco difícil ser yo mismo en los últimos meses o en los últimos torneos", ha confesado, en un ejemplo de sinceridad. Juan Carlos Ferrero es uno de sus apoyos. Lo tiene cerca, cada día, escrutando cada gesto, vigilante en cada entrenamiento. El otro está más lejos: Isabel Balaguer, su psicóloga, capaz de dotarle de las herramientas para enfrentar depresiones y dudas. "Tenía problemas con los entrenamientos a diario, intentando recuperar la confianza. Me ha resultado difícil ser yo mismo estos últimos meses o torneos. He intentado disfrutar cada partido, cada punto, pero ha sido difícil para mí lidiar con eso", explica Alcaraz.
Transparente como un cristal, sin dobleces, sin rincones secretos donde guardar sus emociones, sea una sonrisa por un punto imposible o el ceño fruncido por fallar incomprensiblemente una bola, Carlos Alcaraz se explaya ante los periodistas, revelando sus miedos. Los que rondan a un número 2 del mundo como él, con toda la vida por delante, elegido por las grandes leyendas como heredero de Djokovic, Nadal y Federer.
Y en medio de análisis psicológicos, vuelve a aparecer el húngaro de Roma. Fabian Marozsan es de nuevo un peligro. El tenista ganó con autoridad incuestionable a Thiago Seyboth Wild en la anterior ronda. Y ya desde el puesto 58 del mundo es un rival aún con más espinas que el año pasado. Aunque Carlos Alcaraz llega a la cita con la lección aprendida, y con una actuación sobresaliente ante Felix Auger-Aliassime, al que redujo en poco más de una hora.
Indian Wells quiere seguir disfrutando de su campeón, de un chaval de veinte años que, aunque parece vestido con los ropajes de un superhéroe, también tiene miedo a la oscuridad.
El partido comenzará este martes no antes de las 21:00h (horario de España) y podrá verse en TV en la plataforma Movistar
