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El campeón desafía a la leyenda

Carlos Alcaraz se enfrenta este domingo (15 horas, Movistar) a Novak Djokovic, en la final del torneo de tenis de Wimbledon.

GREGORIO LEÓN
13 JUL 2024 - 13:56
Alcaraz
Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, antes de la final del año pasado. Foto: ATP Tour

GREGORIO LEÓN

El campeón desafía a una leyenda. El chico de la sonrisa perenne reta al mito. Aún no hay cambio de guardia en el planeta tenis. No lo quiere permitir Novak Djokovic, por mucho que Carlos Alcaraz haya dado un estirón. Y tan grande ha sido como para haberle arrebatado su reinado en hierba. Fue el año pasado. Por eso algunos analistas le conceden la etiqueta de favorito para la final de este domingo al murciano. Pero Carlitos la rechaza. Hace bien. Nole pertenece a la categoría de los superhumanos, capaces de rendir al cien por cien un mes y medio después de operarse de la rodilla. Cuando se le vio entrando en el quirófano el 5 de junio para tratar un desgarro en el menisco de la rodilla derecha era impredecible que acudiera al All England Club. Y ahí está, reduciendo a Musetti en tres sets, con la fiabilidad de siempre en el 'tie-break' y con su imprescriptible espíritu competitivo. 

Carlos Alcaraz ya ha ganado a Djokovic. Pero el serbio aún domina el historia de enfrentamientos. El jugador de El Palmar lo sorprendió en el Masters 1.000 de Madrid. Y el año pasado, en Londres. En ambas ocasiones comenzó por detrás, pero supo reaccionar, lo que le otorga un mérito añadido a esas victorias. Pero capituló ante el serbio en Roland Garros 2023 y en los dos últimos episodios, Cincinatti y ATP Finals. 

El público estará con Alcaraz. Ni siquiera es capaz de regañarle por aludir al España-Inglaterra nada más acabar su partido ante Medvedev. Pero los aficionados de All England Club no terminan de entender gestos y actitudes de Djokovic, a veces inocentes y despojados de cualquier propósito provocador. Cuando convierte la raqueta en un violín, mira a su hija Tara, a quien va dirigido ese momento. Los silbidos se escuchan. 

Carlos Alcaraz deberá conectar muchos primeros. Cuando no lo hace, crecen las dificultades. Por ahí se le pudo escapar el partido de semifinales. Pero si la derecha le funciona, con la madurez que ha adquirido con el revés y su maestría para las dejadas, que le salen como una emanación natural, tendrá muchas opciones de replicar el éxito del año pasado. Y todo ello en medio de un domingo de emociones y nervios, de ilusiones disparadas por culpa de Alcaraz y de la selección española. Carlitos quiere vestirse de campeón antes de morderse las uñas delante de la televisión, viendo a los chicos de Luis de la Fuente. Un 14 de julio que puede tener un espacio reservado para la historia.  

 

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