El tenista murciano juega este miércoles (1 de la mañana, hora de España) un partido de exhibición frente a Ben Shelton, en el mítico pabellón de Nueva York, con capacidad para 20.000 espectadores.
GREGORIO LEÓN
El coliseo de la Octava Avenida neoyorquina está lleno de grandes y pequeñas historias que atraviesan el siglo XX. Desde el feliz cumpleaños de John Fitzgerald Kennedy con la voz sensual de Marilyn Monroe a míticos combates de boxeo, sin olvidar partidos de los Knicks o conciertos de los mejores artistas del planeta. Y a esa lista de celebridades se suma un murciano, criado en El Palmar. Carlos Alcaraz es un reclamo internacional. Y los estadounidenses saben cómo montar un gran espectáculo deportivo. Por eso han organizado la Garden Cup, citando a dos jóvenes rebosantes de talento: Carlitos y Ben Shelton. Las entradas no son prohibitivas, para lo que se estila en Nueva York, donde un café no baja de cuatro dólares y un cruasán, de ocho. Por treinta y tres se puede ver el partido, aunque sea en la última fila. Por 1.634 dólares lo verás pegado a la pista.
Es un partido para hacer caja. Y para divertirse. Es lo que necesita ahora Alcaraz, después de una temporada llena de exigencias, que ha incluido la pelea por el oro olímpico, que acabó colgándose Novak Djokovic. Carlos Alcaraz regresa a la ciudad donde se coronó, en aquel US Open y aquel 11 de septiembre que ha quedado grabado en la memoria de todos y en su piel. El murciano ha pasado unos días de desconexión en la República Dominicana, siempre con el mar como fuente de placer. Ha alucinado con Isla Saona. Agua y sol para cargar pilas. El Open de Australia aparece ya como el primer Grand Slam, nada más estrenado el año.
El jugador murciano ha asegurado también su presencia en otro partido de exhibición, el Charlotte Invitational, donde se encontrará con otro amigo, Frances Tiafoe. Las dos citas son a la misma hora de España, la una de la mañana. La de Charlotte, el viernes.