La renovación de Alberto González es la más cercana. El club quiere extender el contrato de muchos futbolistas de la plantilla actual. Javier Recio tiene contrato; la renovación de Pablo Alfaro está en el aire.
GREGORIO LEÓN
El fin de semana ha dejado el futuro del Murcia clarificado. Durante muchas semanas ha galopado, echando el bofe, intentando atrapar a los escapados. Pero el déficit era tal que la empresa siempre tuvo una magnitud colosal. Recortar once puntos en poco más de una vuelta dejaba poco margen para el error, y ni siquiera toleraba una derrota ante el equipo macho alfa del grupo, el Castellón. Por eso, después de siete partidos sin enfrentarse a la derrota, ha bastado una para descabalgar a los grana del grupo posible de ascenso. A cinco puntos del 'play off', ingresar en él con solo tres jornadas por delante es un sueño quimérico. O el encargo para una virgen que haga milagros.
Con la casi plena certidumbre de que la Primera RFEF será el territorio del Murcia el curso próximo, el club ya se ha puesto a trabajar. Y en los despachos han aprendido la lección. Cualquiera puede errar, pero solo los necios perseveran en el error. Transformar por completo una plantilla conduce al fracaso. Por eso, después de la revolución que arrasó con casi todos los pilares del año pasado, Javier Recio y el cuerpo técnico se disponen a darle continuidad al elenco actual. La renovación más cercana es la de Alberto González, con quien ha habido avances notables en los últimos días. El propósito declarado del defensa es quedarse en Nueva Condomina. Dani Vega también se siente muy a gusto, identificado con la ciudad y el club. Pero ofertas tentadoras de afuera le pueden hacer dudar. El Eldense anda atento, aunque no ha habido ningún movimiento aproximativo. El jugador no se va precipitar. Su decisión dependerá, en no escasa medida, de quién esté a los mandos la próxima temporada y el proyecto que despliegue el club. Desde la zona noble también se cuenta con Manu García y José Ruiz, que están a punto de reunir el número de partidos requerido para la renovación automática de sus contratos.
El Real Murcia no se olvida de los jugadores que no pertenecen al Real Murcia, pero que prestan sus servicios bajo la condición de cedidos. Es el caso de Rofino, propiedad del Valladolid, y de Carlos Rojas, que es del Almería. La entidad murciana cuenta con ellos. Y deberá tomar una decisión respecto a Sergio Santos, que vive una situación opuesta: sus derechos son del Murcia, pero está cedido fuera.
El Murcia también se verá en la obligación de dar respuesta con relación al futuro de otros futbolistas que acaban contrato, como Tomás Pina, Marcos Mauro o Gianni Cassaro. Otros, como Marc Baró o Loren Burón, seguirán en el álbum de cromos: ambos tienen contrato una temporada más.
Se han atemperado al compás de los últimos resultados, pero las críticas han acompañado a Recio desde que el equipo empezó a acumular derrotas y decepciones. El mallorquín tiene contrato también para el curso 204/25. Está fuera de cualquier debate que su crédito ha sufrido un mordisco, pero su ductilidad y capacidad de trabajar en equipo juegan a su favor. Con la asunción de los errores cometidos esta campaña, podría ser pieza constitutiva de la nueva Comisión Deportiva, órgano colegiado que consensuará las decisiones técnicas la próxima temporada. La decisión final corresponderá a Felipe Moreno.
El entrenador zaragozano habría tenido posibilidades altas de continuación en su puesto si el Murcia accediera a la promoción de ascenso. Con ella ya a una distancia que se antoja insalvable, es arriesgadísimo imaginarlo ocupando el banquillo grana la campaña venidera. Puede presumir de unos números interesantes en el segundo tramo, bajo sus instrucciones en el banquillo, pero apostar por su renovación es un ejercicio aventurado. Como en el caso de Javier Recio, será el máximo accionista Felipe Moreno quien adopte la decisión final. Con un matiz: Recio tiene contrato; Alfaro, no.