El equipo grana se impone (2-0) al Atco. Baleares y se queda a diez puntos del descenso. Segunda victoria para Pablo Alfaro.
GREGORIO LEÓN
El Murcia atrapó una victoria redentora que le permite salir del volcán. La semana de las convulsiones acaba con un triunfo analgésico. Los grana escapan de la quema y se reconcilian con su afición, que han vivido, por fin, un día plácido. Y Pablo Alfaro respira aliviado. Nadie se acuerda de Rodri Ríos, señalado indisimuladamente como uno de los males que aquejaba a un vestuario enfermo. Negocio redondo.
Fue la mejor primera parte de la temporada. Burbujeante, vertical, desatado. Así jugaron los grana, entregados a un ejercicio ofensivo continuado. A lomos de Carlos Rojas, que fue una amenaza permanente para la defensa del Atlético Baleares. El extremo amenazó, primero por la banda. Luego por el centro. Luego, otra vez por el costado. Su balón al palo fue el preludio del 1-0, firmado por Alberto González. El disparo de Pedro León ya merecía el premio. Con hambre, inconformista, el equipo murcianista se empeñó en mejorar ese resultado. Y lo hizo con una jugada tramada por Carlos Rojas, otra vez punzante para regalarle un caramelo a Isi Gómez.
Tras el descanso, el partido fue avanzando sin sobresaltos. Pedro León se llevó la ovación de la mañana, en gran parte por su discurso reivindicativo en sala de prensa. Y permitió ver en acción a Enol Coto, el primer fichaje hecho por Javier Recio. Y precisamente ahí, en la sala de prensa, Pablo Alfaro, preguntado por Rodri Ríos, llegó a decir que "tanta paz lleve como descanso deja. Y no quiero hablar más de él. El club hace un negocio fantástico".
Más de diez mil personas vieron el partido en el estadio Nueva Condomina-Enrique Roca. La mañana, que apareció nublada, acabó en sol. El mismo que ha salido para el Murcia gracias a esta victoria insólita, la más holgada de la temporada. La hinchada ha debido esperar al 21 de enero para verla.
La jornada deja al equipo de Alfaro a nueve puntos del 'play off' de ascenso, casi la misma distancia que le separa de la zona roja: diez.