El equipo grana pierde por 0-1 ante el Betis Deportivo y cae a la quinta plaza.
GREGORIO LEÓN
No hay paraísos en Primera RFEF. El Murcia entra en depresión. El liderato de hace dos semanas disparó las expectativas y sueños. Pero han bastado tres partidos para instalarlo en una realidad inquietante. El Sabadell lo expulsó de la Copa Federación inopinadamente. Las consecuencias de esa eliminación ya no son reversibles. Un buen trastazo. Y el Betis Deportivo, con una gran puesta en escena, empequeñeció a los grana, condenándolos a una nueva derrota y a la quinta plaza. Un gol en tres citas. Ni la unidad A ni la unidad B. El equipo de Fran Fernández ha malgastado el crédito que había acumulado. El dueño del club, Felipe Moreno, va de disgusto en disgusto, igual que la afición, irritada.
El Real Murcia se quedó mudo en la primera parte. El filial del Betis fue ocupando espacios poco a poco, hundiendo a los grana, amenazando desde el sector derecho de su ataque, donde Kike Cadete, cargado enseguida con una amarilla, veía peligros permanentes. Y los pitos no tardaron en llegar. A los veintiocho minutos la hinchada ya mostró su disconformidad. Protestas que se reprodujeron más tarde. Solo la falta de puntería verdiblanca (Barea dispuso de una ocasión extraordinaria) permitió que el Murcia llegara al descanso con el cero a cero de inicio.
El entreacto no modificó el panorama de partido. El Betis Deportivo siempre tuvo la pelota en su cabeza. Se apropió de ella para negarle posibilidades y expectativas al Murcia. Fran Fernández hubo de reaccionar. Jorge Yriarte, con pocas piernas, dio paso a Boateng. Toral entró para darle un perfil más incisivo a la banda izquierda. Y José Ángel Carrillo buscó el gol que ni acarició Raúl Alcaina. Pero los cambios tampoco elevaron las prestaciones murcianistas. Y Soleymane, que torturó al Murcia toda la tarde, cerró su actuación sobresaliente anotando el 0-1, ayudado por una defensa laxa. Lo intentó el equipo, pero sin método. Sin procedimiento. Sin pulmones. Solo Gazzaniga se salva de un suspenso colectivo.