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El niño que miraba a una leyenda

Carlos Alcaraz asistía admirado a un entrenamiento de Dkojovic en el Mutua Madrid Open. Tenía solo 12 años. Nueve después ya le ha ganado dos veces la final de Wimbledon.

GREGORIO LEÓN
15 JUL 2024 - 19:32
Alcaraz
Carlos Alcaraz, viendo un entrenamiento de Djokovic, en Madrid. Foto: RS Carlos Alcaraz

GREGORIO LEÓN

En sus ojos hay un brillo de admiración. Y una sonrisa que no puede disimular. Se gira a la cámara. Pero durante unos pocos segundos. Enseguida vuelve a centrar toda su atención en lo que sus ojos tienen delante. Novak Djokovic está entrenando en una de las pistas auxiliares de la Caja Mágica, donde se celebra el Mutua Madrid Open. El serbio parece conocer todos los secretos de la bola, que le obedece. Carlos Alcaraz solo tiene doce años. Hace unos pocos meses ha hecho su primera entrevista, que luego, andando el tiempo, se viralizaría gracias al efecto multiplicar de las redes sociales. Una entrevista que dura apenas treinta segundos, con preguntas y respuestas cortas, pero que es suficiente para expresar su gran deseo: ganar Roland Garros. 

El niño mira embobado cada golpe de Novak Djokovic. Es integrante de la santa trinidad, miembro ilustre de una lista donde solo están, además del serbio, Rafa Nadal y Roger Federer. Durante los próximos años repartirá sus afectos y devociones entre los tres. Intentando aprender de todos, porque el chaval tiene una insólita capacidad de hacer propios gestos y soluciones de los maestros. En ese momento, la emoción recorriéndole por dentro, no puede ni imaginar que solo siete año más tarde pisará esa tierra de Caja Mágica y que ganará al serbio en el Mutua Madrid Open. Será la primera. La última, un día que ingresaría en la historia del deporte español, un 14 de julio inolvidable donde España se emborrachó de felicidad. 

Dua Lipa y el tatuaje de la Torre Eiffel 

Carlos Alcaraz, después de mostrar su soltura bailando con Barbora Krejcikova con los sonidos rítmicos de Dua Lipa y su Dance the night, regresa a Murcia para tener unos días de descanso. En su mente aparecen ya los Juegos Olímpicos de París. En la entrevista exclusiva concedida a Germán Abril no esconde sus propósitos. Y los enuncia con claridad: ganar en individual y en dobles, junto a Rafa Nadal. Esta semana tiene previsto tatuarse la torre Eiffel, bajo la que se jugó el torneo en el que el murciano proclamó sus sueños. Aquellos que poco a poco va cumpliendo, propulsados por un talento único. Toda la prensa internacional se rinde a su embrujo. The Guardian lo señala como claro heredero de The Big Three. Marcará una época, concluye el periódico británico. Una visita al quiosco sirve para ver su imagen repetida, regada de piropos. Cuatro Grand Slams (dos Wimbledon, un Roland Garros, un US Open). La colección crece. Y todo eso con solo veintiún años. Es impredecible determinar qué traerá el futuro. Pero al ritmo que lleva el murciano ya es factible que pueda superar un registro que parecía inabordable: los 24 majors de Djokovic. Alcaraz quiere ser el más grande de la historia. El mundo se prepara para un larguísimo reinado con acento murciano.        

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