"Estoy aquí para hacer el mismo resultado del año pasado", ha comentado el tenista murciano, que empezará Wimbledon este lunes (14.30 horas), ante el estonio Mark Lajal.
GREGORIO LEÓN
Las nubes que lo acechaban han desaparecido. Llegó cargado de dudas al Mutua Madrid Open, con la lesión del músculo pronador desnaturalizando su juego, muy limitado. Por eso no pudo avanzar hacia la meta final. Pero Carlos Alcaraz está plenamente restablecido, y no titubea cuando se le pregunta por su antebrazo: "Siento que ya no tengo ninguna lesión, que puedo pegarle con libertad. Puedo golpear al cien por cien sin pensar en ello. Hemos hecho un gran trabajo en ello. La temporada de tierra ha sido difícil, pero ya no he sentido nada de dolor", ha comentado en las últimas horas, en el contexto de un acto de Babolat, la marca de raquetas que lo acompaña desde hace varios años.
Y la joya de Murcia ha llegado a las pistas de All England Club con el depósito de las ilusiones a tope. No importa que Jack Draper lo redujera en Queen's. El feliz antecedente de un Grand Slam de la envergadura de Roland Garros le coloca en la mejor disposición física y anímica para volver a sentir en sus dedos el placer único de tener en sus manos el trofeo de Wimbledon: "Estoy aquí para hacer el mismo resultado del año pasado", ha asegurado, con un inequívoco matiz de seguridad en sus palabras.
El cuadro que tiene en Londres es suave. Esta vez no le ha tocado un campo de minas. La figura de Sinner la ve desenfocada, muy lejos. Solo se encontraría con él en semifinales. Y Djokovic le esperaría en la final. El partido del lunes ante Mark Lajal, todo un desconocido en el ranking ATP, debiera ser un trámite. Pero Alcaraz está alerta. Y entrenando con intensidad. Se apreció en su trabajo con Flavio Cobolli. Otros 45 minutos de test, como el que sacó adelante el jueves ante Daniil Medvedev. Afinando el pulso. Sintiendo la pelota. Preparándose para volver a reinar en la hierba sagrada de Wimbledon.
