Carlos Alcaraz cae en los cuartos de final del Masters 1.000 de Miami, ante el búlgaro Dimitrov (6-2 y 6-4). El murciano no podrá conseguir este año el Double Sunshine.
GREGORIO LEÓN
Esta vez la magia la puso el otro. Si algo distingue a Carlos Alcaraz, además de su juventud, es su juego creativo, que retuerce para regalar puntos que se quedan grabados en la memoria. Pero quien los firmó en esa ocasión fue un búlgaro que hace una década se ganó el apelativo de Baby Federer. Grigor Dimitrov llegó a ser número 3 del mundo. No terminó de alcanzar las cumbres a las que parecía llamado, pero de vez en cuando vuelve a las portadas. Este viernes lo ha hecho, al expulsar de su torneo fetiche a Carlos Alcaraz, igual que había hecho antes en Shanghái, en el último precedente. Una volea inverosímil. Un resto a la línea. Todo le salió al búlgaro, mientras el murciano vivió en medio de confusiones y ofuscación. Miami se queda sin su chico favorito. No solo Jimmy Butler o Busquets lo animaban desde las gradas. O Mike Tyson, con su figura temible de ogro que asusta a los niños y a los mayores. También miles de espectadores que iban con el murciano en el Hard Rock Stadium.
Dimitrov conocía la receta para hacerle daño a Carlitos. La había utilizado, con resultados óptimos, en China. Y fue lo primero que hizo, sacarla. Acortando todo lo posible los puntos, con economía de golpes, con destreza en su revés a una mano, fue haciendo poco a poco caja. Y eso que ese juego audaz le brindó hasta cuatro opciones de break al murciano, ninguna aprovechada. Y por el contrario, Grigor no dejó escapar la primera oportunidad y tomó la delantera en el set. Alcaraz intentaba darle más altura a la bola para que sus golpes más precisos. Pero ni por esas. Y pareció abandonarse a la evidencia de que la manga se le iba.
El asunto se puso feo en el segundo capítulo. De color hormiga. El marcador decía 4-1 y Dimitrov, con 30-40, tenía la posibilidad de hacer un quiebre y ponerse a un juego de ganar el partido, valiéndose de su servicio. Pero Alcaraz se puso duro, como le pedía desde el box Juan Carlos Ferrero. Y liberó toda la tensión acumulada encadenando varios puntos consecutivos. Y ahí, sí, notó la íntima conexión emocional que tiene con la grada, deseosa de no perder a la joya de Murcia. Se multiplicaron las banderitas de España, los gritos de ¡Carlos, Carlos!, los gestos de complicidad del murciano... Se agarraba Carlitos al partido como una salamandra caminando por una pared. Pero Dimitrov, enorme todo el partido, tras esos momentos de desfallecimiento, se irguió y después de leerle de nuevo otra dejada al jugador de El Palmar resolvió la ecuación con un winner.
Esta derrota fuera de guion frustra los sueños de Carlos Alcaraz, quien intentaba conseguir algo en manos de unos pocos tenistas, los mejores: hacerse en un mismo año con Indian Wells y Miami. El Double Sunshine deberá esperar.
En la rueda de prensa posterior al partido, Alcaraz admitió que siente frustración por la eliminación y que su rival le "hizo sentir" como si tuviera "trece años" por la incapacidad de encontrar soluciones para contenerle. "Creo que jugué un buen tenis, dejé la pista pensando que quizás hubiera tenido que cambiar mi juego un poco antes, pero creo que jugué bien, no perfecto, pero bien", opinó tras perder frente a Dimitrov.
"Pero siento mucha frustración ahora, porque me hizo sentir como si tuviera 13 años. Fue una locura, hablaba con mi equipo y decía que no sabía qué hacer, no sé su debilidad, no sé nada. Por eso tengo frustración ahora, pero a nivel de tenis, dejé la pista contento con mi tenis", prosiguió.
Alcaraz, reciente campeón de Indian Wells hace dos semanas, fue superado por un Dimitrov que jugó un tenis de altísimo nivel y que disputará las semifinales de Miami contra el alemán Alexander Zverev. "Creo que jugó un tenis fantástico, casi perfecto, si se puede definir perfecto. No pudo encontrar soluciones, no pude encontrar una forma de que se sientiera incómodo. Fue un gran partido", dijo Alcaraz.
"Quiero ver las estadísticas, probablemente le darán un 10 de 10, o 9.9, algo así. Cuando saltas a la pista es más complicado encontrar soluciones, dónde tienes que ir o qué tienes que hacer", agregó. El murciano, número dos del mundo, aseguró además que va a tomar medidas de cara a la próxima vez que le toque jugar con Dimitrov.
"La próxima vez que juegue con él, y estoy seguro de que habrá otras ocasiones, intentaré hacer muchas cosas distintas. Veremos. Pero si Grigor juega de esta forma va a ser muy complicado medirse con él", dijo
