Novak Djokovic gana (4-6, 6-4, 6-3 y 6-4) al tenista murciano, que cae en los cuartos de final del Open de Australia.
GREGORIO LEÓN
Incluso un Novak Djokovic crepuscular es favorito. El rey absolutista de la Rod Laver Arena se niega a abdicar, por mucho que enfrente esté un chico de Murcia del que empezó a tener noticias en 2022. El Win Predictor le otorgaba al serbio un 56 por 100 de posibilidades de ganar este nuevo litigio, el octavo de los dos. La máquina acertó. El viejo león de Belgrado está lejos de rendirse. Carlos Alcaraz ve desbaratados sus planes de atrapar el único Grand Slam que no brilla en su colección. El serbio, recurriendo a la herramienta que tantos títulos le ha dado, la defensa desde su pista, haciéndose otra vez muro impenetrable, avanza hacia semifinales. Carlitos se queda varado donde el año pasado.
No templó bien los nervios el jugador de El Palmar en los primeros puntos. Con golpes imprecisos permitió que Djokovic fuera creciendo, tanto como para permitirle una ruptura de servicio. 2-0. Y ya más suelto, ganando en movilidad y ejercitándose con maestría en las dejadas, empezó a carburar, recuperando el juego perdido con su servicio. Por eso, con el 4-4, ya con Nole sintiendo molestias en un abductor tras una respuesta al resto, Alcaraz vio que era el momento. Break. El partido de interrumpió. El tenista de Belgrado fue a vestuarios, para ser atendido. Regresó a los pocos minutos para ver como el set lo cerraba su oponente con un juego en blanco.
Pero las cosas se fueron torciendo poco a poco. Djokovic, plenamente recuperado, tiró de oficio. Y fue así, aprovechando los errores de Alcaraz, menos certero de lo acostumbrado con su primer servicio, bajando alarmantemente porcentajes con el segundo, como se adjudicó los dos siguientes sets.
Ya sin red, Carlos Alcaraz se encontró con otra bofetada enseguida, ya en la cuarta manga. Otra ruptura de Djokovic. Y otra vez a remar en contra la dirección de la corriente. De vez en cuanto relampagueaban destellos del talento excepcional del jugador murciano, de su fuerza sobrehumana, aguantando rallies para invocar el apoyo del público. Pero era insuficiente.Carlitos seguía errando golpes que otros días fueron winners. Nole no fallaba. La sentencia estaba firmada.