Varios acreedores ya han aceptado la propuesta del club, que incluye una quita del 90 por 100
GREGORIO LEÓN
Parecía una fecha lejana. Muy remota. El 1 de enero de 2020. Una fecha desoída por los últimos gestores del club, que no apreciaron el riesgo de que el Real Murcia asistiera a la caducidad de su reconvenio sin solución a su deuda. Pero el actual equipo de gobierno se ha percatado de la gravedad de la situación, y por eso está ya cerrando acuerdos singulares con acreedores privados. La deuda pública asciende a 16'5 millones de euros. Esa no admite quita. La privada supera los 20. Esta sí que acepta negociación, y a esa tarea se ha puesto ya el gabinete económico de la entidad, que estima que se podría rebajar de manera sustancial, dejándola en 2'5. Hechas las sumas y restas, la deuda del club quedaría en unos 19 millones, soportable por el club y muy lejos de la cifra actual, totalmente fuera de control.
Varios acreedores ya han dicho "sí" al planteamiento formulado por el Real Murcia, con una quita del 90 por 100. Con el agente de jugadores Paco Casal también han arrancado las conversaciones, que se presumen complejas. Más factible parece el acuerdo con el G-30.
Desde el Consejo de Administración se insiste en que será posible cerrar el ejercicio económico a fecha 30 de junio. En los próximos días llegarán los 211.000 euros pendientes de las pasarelas de pago, con las que el club acometerá el pago de una nómina a los futbolistas, satisfará el importe aplazado por los jugadores que denunciaron ante la AFE, así como el pago de seguros sociales.
En la zona noble de Nueva Condomina no terminan de ver una segunda ampliación de capital, y prefieren la vía de reducir el pasivo para acercarse al objetivo de restablecer el equilibrio patrimonial. No quieren que el Murcia quede en manos de un solo inversor, y confían en que el capital social esté atomizado.