El equipo del Pitín aprovechó un córner para llevarse el derbi, y conseguir su primera victoria de la temporada.
GREGORIO LEÓN
Iba el Real Murcia con paso seguro por la Segunda RFEF. Su victoria ante el Intercity había despertado unas expectativas extraordinarias. La ilusión brotaba en un murcianismo lastimado los últimos años. El Pitín era el escenario para confirmar esos nuevos tiempos del Murcia. Pero el Mar Menor tenía otros planes. Era muy consciente de su principal virtud: el balón parado. Y así lanzó a su rival al suelo.
El Real Murcia quiso adquirir el papel protagónico en los primeros minutos, pero se encontró con un Mar Menor muy bien escalonado. Solo los grana encontraron una grieta por la que filtrarse. Un centro desde la derecha lo remató Boris para que Ackerman replicara con una acción salvadora. Pero poco a poco fue creciendo en su juego el cuadro local. Molinero intentó el gol, pero se lo negó Miguel Serna. Pero acto seguido, en el corner subsiguiente, Edu Ubis conectó la cabeza, aprovechando la pasividad de la defensa del Murcia.
El entreacto trajo el esfuerzo del equipo que dirige Mario Simón para empatar cuanto antes. Pero el Mar Menor cortó todas las vías de penetración, cerrando líneas de pase. Y con un factor con el que no contaba: el Murcia se quedó con diez, al ver la segunda amarilla Madrigal. El técnico grana movió el banquillo, dando pista a Guille Lozano, Julio Gracia, Javi Saura y Antonio López, para incluso modificar el dibujo táctico. Pero estas mutaciones no mejoraron las prestaciones del equipo, menos punzante que en otras fases del encuentro.
El Murcia empujó al Mar Menor en los últimos minutos, pero sin éxito. El equipo de San Javier negó a los grana, que son prolíficos en casa (cinco goles), pero que aún no se han estrenado fuera (cero).