El tenista murciano concentró a cientos de aficionados en Paseo de Gracia, con un mini-partido ante Auger-Aliassime.
GREGORIO LEÓN
Dicen que La Pedrera suscitó comentarios burlones entre los catalanes de la época, allá en la primera década del siglo pasado. Aquello tenía una forma muy rara para las mentes del momento. La estructura modernista diseñada por Antonio Gaudí que preside el Paseo de Gracia de Barcelona actuó de decorado. Carlos Alcaraz se convirtió durante una hora en otra atracción turística de la ciudad de Barcelona. La organización del torneo Conde de Godó preparó una exhibición del murciano, emparejado con Felix Auger-Aliassime para disputar un mini-partido, que parecía inicialmente de tenis, por la forma de la cancha, y acabó siendo de fútbol.
Alcaraz, todo amabilidad, no se cansó de firmar autógrafos y hacerse fotos con cualquier aficionado que se le acercaba.
El murciano es la gran atracción de esta edición del Godó.
Alcaraz empieza su participación este miércoles, ante el coreano Soon-Woo Kwon, número 71 del mundo.
