El tenista murciano derrota a Yoshihito Nishioka (6-4 y 6-4) en su primer partido de París-Bercy. Este jueves se enfrentará al búlgaro Grigor Dimitrov, número 28 del ranking ATP.
GREGORIO LEÓN
La vida del número 1 no es fácil. El peso que gravita sobre tus espaldas se mide en toneladas. Todos los focos te apuntan. Estás expuesto a un escrutinio minucioso en el que cada gesto es interpretado. Y más cuando tienes solo diecinueve años y la temporada te lleva al límite físico y hasta tu rodilla izquierda va y se pone a quejarse. Pero Carlos Alcaraz no es un número 1 ocasional. Y lo demostró en su regreso a París-Bercy. Sinner y Medvedev ya están fuera al caer en la celada del primer partido. La joya de Murcia solventó con oficio y talento una cita compleja ante el japonés Nishioka.
Aunque el partido comenzó sin que ninguno de los antagonistas cediera ni un solo punto, ya en el cuarto juego se puedo ver el primer gesto ganador de Carlitos, preludio de la ruptura de servicio que tramaba. Luego se la devolvió al nipón. Pero la reacción del jugador de El Palmar fue inmediata, con otro break y la oportunidad de cerrar el primer capítulo valiéndose de su servicio. Lo hizo con una volea. Poco más de media hora para resolverlo.
Alcaraz no tenía las mejores sensaciones físicas, con menos movilidad que en otras ocasiones. Con gran efectividad con sus primeros servicios (hasta nueve aces) y subidas a la red, encontró dificultades al resto. Por eso se demoró su break del segundo set. Pero en el momento oportuno. Fue a buscar una bola y con una derechón se puso en disposición de llevarse el encuentro (5-4). Y Carlitos completó el partido con un juego en blanco. El número 1 ofició de número 1.
