Los blancos, llevados al límite por un gran City, son salvados por los goles de (Benzema, dos) y Vinicius.
GREGORIO LEÓN
El Real Madrid, que estaba muerto, en el más allá, volvió a la vida en Manchester, después de un partido memorable, que honró al fútbol y a su expresión esencial: el gol. La eliminatoria queda abierta y tendrá resolución en el Bernabéu. Otra vez los blancos están obligados a remontar en la Champions.
Todos los planes del Real Madrid saltaron por los aires al minuto y medio, cuando De Bruyne cazó un centro lateral. La cosa se puso aún más fea con el 2-0, firmado por Gabriel Jesús. Solo se habían jugado diez minutos, y los blancos ni habían comparecido en el Etihad. Benzema, que siempre está, devolvió la esperanza al Madrid.
El cuadro de Ancelotti comenzó la segunda parte tan mal como la primera. Con concesiones defensivas, sin rigor, y viendo cómo Foden ponía otra vez una ventaja de dos goles para los ingleses. Vinicus, con una obra de arte que arrancó desde su campo, con velocidad de galgo y definición de killer, colocó el 3-2. Pero el Manchester City reaccionó enseguida, con un golazo de Bernardo Silva. El Madrid, con un penalti de Benzema ejecutado a lo Panenka, marcó el último gol de un partido extraordinario.
