El equipo albinegro cae ante el Mirandés (2-1). El árbitro castigó con penalti un pisotón involuntario de Jairo. Sadiku dio vida con un gol en el 93. Los albinegros caen a la séptima plaza.
GREGORIO LEÓN
La subjetividad y el capricho están dejando atónitos, en permanente estado de confusión, a los aficionados al fútbol. Y a los jugadores. Y en posición indefensa a los clubes. El Mirandés se había aproximado al área del Cartagena, sin éxito. El equipo albinegro iniciaba ataque. Jairo se iba a su carril. Salinas se replegaba. Y recibió el pisotón involuntario del tinerfeño. El árbitro, en medio del estupor de todos, pitó penalti, advertido desde la sala VOR. Y esta decisión polémica de González Francés cambió la trama de un partido que empezaba a gobernar el Cartagena. Su derrota en Anduva lo saca de 'play off' después de muchas jornadas.
Mostró más pujanza el Mirandés en la primera parte, aunque todos sus esfuerzos se quedaron en grado de tentativa. El Cartagena se probó desde lejos, con un lanzamiento desde fuera del área de Borja Valle, y con un disparo más próximo de Datkovic, sin puntería.
Y llegó la jugada de Jairo Izquierdo. El árbitro escuchó instrucciones por el pinganillo. Y pitó penalti . Roberto López atinó desde los once metros. Una acción tan controvertida que incluso hizo saltar al presidente de la entidad, Francisco Belmonte, quien escribió en Twitter: "¿Qué cachondeo es este, RFEF?" La situación empeoró. Pocos minutos después, el Cartagena pagó su laxitud defensiva, tolerando el remate de Barbu ante Aarón Escandell.
A pesar de las contrariedades, se afanó el Cartagena en busca de soluciones. Franchu, el mejor, y Ortuño amenazaron al Mirandés. Y fue Sadiku el que dio vida con un gol en el minuto 93.
