El presidente de la Federación Murciana lleva trabajando desde hace varios meses, en contacto con Luis Rubiales, para que el estadio de la ciudad de Murcia sea sede del Mundial 2030.
GREGORIO LEÓN
La noticia corrió como un galgo este miércoles. La Región de Murcia, preseleccionada para ser sede del Mundial de Fútbol 2030, dentro de la candidatura conjunta de España y Portugal. Pero detrás de ese anuncio hay muchas horas de trabajo. Llamadas y reuniones que se remontan mucho tiempo atrás. Desde que se abrió la posibilidad de que la península ibérica fuera el enclave de la cita mundialista de 2030, el presidente de la Federación Murciana, José Miguel Monje, se puso manos a la obra en Madrid para que la Región de Murcia estuviera entre las elegidas para acoger algunos partidos de ese Mundial.
Aprovechando la visita que hizo Luis Rubiales en febrero, para inaugurar el nuevo logo de la Federación Murciana, José Miguel Monje concertó un encuentro al que asistió también el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras. Ese contacto fue crucial, activando el mecanismo burocrático preceptivo.
La próxima semana se darán nuevos pasos en la dirección adecuada. Todos los actores están convocados a una reunión que se celebrará el martes por la mañana, en la sede de la Federación. Asistirán responsables de la Comunidad, Ayuntamientos de Murcia (estadio Enrique Roca), de Cartagena (La Manga) y San Pedro del Pinatar (Pinatar Arena), como encuentro preparatorio para una cita que tendrá lugar dos días más tarde, el jueves, en Madrid, en Las Rozas.
Luis Rubiales ha alabado públicamente la gestión que está realizando José Miguel Monje al frente de la Federación Murciana de Fútbol, expresando que es una Federación puntera en España.
La FIFA organiza el Mundial. Pero delega la designación de las sedes en las Federaciones de cada país, es decir, la Española y la Portuguesa.
Posibilidad de un segundo anillo
La capacidad mínima que pide la FIFA para que un estadio pueda disfrutar de partidos mundialistas es de 40.000 espectadores. El Enrique Roca debería ampliar su aforo en casi 9.000 asientos. Pero este obstáculo es sorteable. En el proyecto inicial del campo de fútbol ya se contemplaba la posibilidad de hacerlo crecer, con un segundo anillo. Arquitectónicamente la solución era sencilla: quitar la cubierta, y adosarle una segunda grada, que llevaría a crecer el aforo hasta las 42.000 plazas.
