Un 'hat-trick' del muleño le da a los grana la primera victoria ante su público contra la SD Logroñés. 10.000 personas vieron el partido en el estadio Nueva Condomina-Enrique Roca
GREGORIO LEÓN
El Real Murcia acabó sonriendo después de un viaje en montaña rusa, que le aceleró el corazón y le hizo vivir emociones muy intensas. El partido pareció revestirse de caracteres heroicos cuando se quedó con diez, con una hora por delante. Que se puso de color hormiga cuando Ribeiro colocó el 2-2 que dejó helados a los aficionados. Y que instaló la locura en el estadio Nueva Condomina-Enrique Roca en el noventa y uno y medio, con la firma de Miku. Pero fue capaz de gestionar todas las dificultades y se encontró con la primera victoria en su casa, gracias a su tenacidad y al infalibilidad en los penaltis de Pedro León.
El partido comenzó de nalgas para el Real Murcia, muy laxo en un ataque tramado por el rival desde la parte derecha. Samanes remató solo dentro del área. Joao Costa, novedad en la alineación, no podía hacer nada. La respuesta grana llegó a los 32 minutos, con un penalti del que fue objeto Alberto González y que transformó con su talento natural Pedro León. Daba la impresión de que el viento cambiaba de viento. Pero Javi Rueda vio la segunda amarilla. El Murcia se quedaba con diez futbolistas para jugar una hora entera.
El encuentro ofreció más giros de trama. El portero del Logroñés atropelló a Andrés Carrasco, con doble penalización: fue expulsado y lanzamiento desde los once metros. Y Pedro León volvió a meter el balón donde él quería. El empate de Ribeiro volvió a romperle los esquemas al Murcia. Pero en el descuento, ya con el enemigo con nueve futbolistas, Miku hizo el 3-2. Y Pedro León, en medio de la locura total, confirmó la victoria grana.
