Ya hace tres meses, el empresario que quiere desembarcar en el club grana, tanteó la posibilidad ante Agustín Ramos. La ruptura de relaciones con Felipe Moreno le abrió las puertas.
GREGORIO LEÓN
El romance parecía sólido como un menhir. Era momento de pensar en el ajuar, en la lista de invitados... Aunque para muchos no estaba basado en un amor verdadero, y más parecía un matrimonio de conveniencia, ninguna sombra oscurecía el horizonte. Agustín Ramos y Felipe Moreno hasta habían hablado de un proyecto a diez años que los colocaría en el límite de la jubilación, en la que querían ingresar a lo grande: con el Real Murcia restituido en sus derechos vulnerados en 2014, de nuevo en la aristocracia del fútbol español, en Primera.
El teléfono de Ramos emitió una señal acústica. Miró la pantalla. En ella fosforecía un nombre: Julián Luna. El presidente del Murcia deslizó el dedo índice y aceptó la llamada.
-Muy buenas, Agustín. Soy Julián. ¿Me recuerdas?
-Claro, presidente de La Unión.
-Así es. Pero ya sabes que soy abogado, y por mi trabajo de letrado he recibido un encargo. Algo que te puede interesar.
-A ver, dime.
-Tengo a unos empresarios dispuestos a entrar con fuerza en el Murcia. Gente muy seria. Pero mejor te lo explico cara a cara. ¿Podríamos vernos estos próximos días?
-Sí, sí. Por supuesto. ¿Te parece que nos veamos en mis oficinas de Fibranet?
-Perfecto.
La reunión, tal como pactaron los dos protagonistas, se celebró en el despacho de Agustín Ramos, en la avenida Juan Carlos I. El abaranero le explicó a Luna que en ese momento tenía muy avanzado el acuerdo con Felipe Moreno para establecer un gobierno de coalición, de tal manera que regirían el club a un cincuenta por ciento exacto. El enviado del empresario anónimo acató la realidad. En esos días, nada parecía capaz de torcer el guion trazado.
Estupor el día que España empieza a ser débil en Qatar
Fue un domingo de insólito sol primaveral, por mucho que ya asomara el invierno. Por la mañana, las partes deslizaban un mensaje optimista. A pesar de algunos desencuentros, al final parecía posible la avenencia entre Ramos y Moreno. Antonio Pedreño medió, buscando convergencias. Pero Felipe Moreno ya tenía madurada su decisión, expresada en un comunicado que llenó de estupefacción al presidente del Murcia y que llega nada más acabar el España-Alemania, que dejó ya alguna una duda en pie sobre el porvenir de la selección en Qatar. El exdueño del Leganés abandonaba la negociación, desistía de acudir a la junta de accionistas que era inminente y se inclinaba por la segunda vía de entrada en la entidad: la judicial, resolución favorable del Tribunal Supremo mediante. Todo saltaba por los aires. Ramos debía activar un plan sustitutivo. Y en ese momento se acordó de aquella llamada recibida dos meses atrás.
Antonio Pedreño impulsa la negociación
Hombre de total confianza de Ramos, curtido en operaciones millonarias resueltas exitosamente, el presidente murcianista incorpora al proceso de negociación a Antonio Pedreño, quien le da un impulso, hasta tal punto de que hace ya unos días queda firmado el acuerdo en virtud del cual el inversor que está detrás de Julián Luna se compromete a desembolsar 10 millones de euros, con el fin de dar estabilidad económica a la entidad murcianista.
Antonio Pedreño mantiene el miércoles 21 de diciembre un contacto con Felipe Moreno, al que plantea la posibilidad de comprarle su parte, previamente adquirida sobre los derechos totales de Mauricio G. De la Vega. El cordobés responde negativamente. A estas alturas de la película, todos los papeles están repartidos.
Se celebran nuevos reuniones, a fin de perfilar hasta los más pequeños detalles. Agustín Ramos y Antonio Pedreño también tienen sobre la mesa otra propuesta, de un fondo radicado en Madrid. Pero se inclinan por el la opción que representa el presidente de La Unión, quien les habla de capital murciano. En ningún momento, por una exigencia de confidencialidad, revela el nombre de empresario que está dispuesto a realizar una aportación de tal magnitud. Pero sí que se trata de dinero murciano. Eso, y la seriedad que encuentran en Julián Luna, les empuja a dar el paso definitivo: la redacción de un contrato, que queda firmado hace unos días. Este miércoles, el propio Luna, acompañado por Agustín Ramos, mantiene reuniones con Hacienda y Seguridad Social, y cierra acuerdos con ambas administraciones, estableciendo un calendario de pagos. La expectativa de que el Real Murcia se vea librado de la tortura de los embargos cotidianos se acerca.
Ramos se queda
El empresario que ha dado el paso va a lo grande. Tiene grandes pensamientos para el futuro del Real Murcia. Y aunque es consciente de un problema hasta ahora insoluble, la judicialización del club promovida por Mauricio G. De la Vega, ve en el Murcia tantas expectativas futuras, que se zambulle de cabeza en el proyecto, con el compromiso de dejar a Agustín Ramos en su condición de presidente de la entidad.
Su identidad, de momento, no ha sido revelada. Se impone un pacto de confidencialidad.
