El UCAM le concede un partido más al entrenador maño, que ha empeorado los números de Salmerón.
GREGORIO LEÓN
El equipo es falible en defensa. Muy vulnerable. Ese es el diagnóstico que se hace en el UCAM Murcia para explicar la caída en picado de los universitarios. Y por mucho que esté el problema detectado, las evidencias abrumadoras, las de los resultados, han colocado al borde del despido a su entrenador Salva Ballesta. Ahí está, asomado al acantilado, tras la derrota de este último domingo ante el San Fernando. La clasificación produce terror. El UCAM está a ocho puntos de la salvación. Los números de Ballesta han empeorado sensiblemente los que ofrecía José María Salmerón, despedido antes.
Desde la Universidad Católica San Antonio se ha decidido darle un partido más. Este lunes ha habido conversaciones entre José Luis Mendoza, padre e hijo. Pero si no llega la victoria tan necesaria el próximo fin de semana, ante el filial del Sevilla, el hilo finísimo que ahora lo une al UCAM, quedará cortado. "Salva tiene la oportunidad de revertir la situación en esta próxima jornada, que la mejoría en el juego, que no en defensa, se traduzca en resultados. Si no hay victoria, deberemos tomar decisiones", asegura a Onda Regional un alto directivo del UCAM.
