El murciano, número 1 del mundo, se estrena este miércoles (15.30, hora aproximada, Movistar) en el Masters 1.000 de París-Bercy, ante el japonés Nishioka. Alcaraz ha declarado: "No soy enemigo de Nadal".
GREGORIO LEÓN
El glamur debe quedar a un lado. El trofeo que te distingue como número 1 del mundo es hermoso. Jamás Carlos Alcaraz pensaba tenerlo ya en sus manos. Pero son muchos los tenistas que están deseando arrebatárselo. Y por eso el murciano debe empezar a sacar su mejor juego, que se vio con cierta discontinuidad en Basilea, y que desembocó en la semifinal perdida ante Aliassime, que lo desnudó. Pero una de las cualidades más identificativas del murciano es su capacidad para erguirse. De ponerse en pie, por muy fuerte que sople el viento y arrecie la tormenta. Y así comparece en París-Bercy. Sin ánimo de revancha, después del episodio vivido hace un año contra Gaston Hugo, con dieciocho puntos encajados de manera consecutiva entre la exaltación desmedida del público francés, que celebró la sangría.
El Accor Arena será el escenario del regreso de Rafa Nadal, inoperativo desde el US Open. Anda a menos de 1.000 puntos de Alcaraz, pisándole los talones. "No es mi enemigo", ha dicho de forma taxativa el jugador de El Palmar. "Es verdad que Rafa está peleando por el número 1. Varios jugadores que están ahí tienen el mismo objetivo. Fuera de la pista somos compañeros, por lo menos es lo que yo veo. Me veo compañero de todo el mundo. Con Rafa hablo perfectamente. No me lo tomo como un rival. Y más allá de esa relación personal, intentaré que no me quiten el puesto", ha expresado Carlitos, en Eurosport.
Cuidado con Yoshihito Nishioka
Todas las alertas están encendidas. Carlos Alcaraz ya ha vivido la experiencia de irse a la cuenta antes de tiempo. Montecarlo o Astana son ejemplos que inmediatamente acuden a la cabeza. Y todas las precauciones serán pocas ante Yoshihito Nishioka, que viene con los ánimos inflamados tras ganar en Seúl, con victorias resonantes ante Casper Ruud o Shapovalov. En Washington se plantó en la final, y solo Kyrgios le privó de bañarse de gloria.
Zurdo, número 38 del mundo, y un peligro para Alcaraz, que ha reconocido las molestias que siente en una rodilla. Todos juegan contra él. La sorpresa espera, agazapada.
