Las incautaciones en plantaciones clandestinas en los seis primeros meses del año, ya duplican las realizadas durante todo 2017
REDACCIÓN. Murcia
La Unidad antidroga de la Guardia Civil en Murcia, que dirige el teniente Antonio Corbalán, ha visto multiplicada su actividad por la proliferación de cultivos que se establecen en tres modalidades. Uno de iniciación con pequeñas extensiones cuyo producto se destina al mercado próximo al que sigue un escalón algo más profesional que cuentan ya con corredores o comisionistas en un radio más extenso. Pero lo que resulta más preocupante, según el teniente Corbalán, es la aparición de auténticas organizaciones que son las que financian las plantaciones.
Estos grupos, que actúan desde lugares "seguros", han llegado a tal grado de sofisticación que incluso producen aceites o resina de hachís. En alguna de las operaciones más recientes han observado incluso manipulación genética de las plantas.
La baja penalidad y sobre todo la rentabilidad, ha traído a la región a estructuras criminales de otros países como Gran Bretaña, Holanda y las repúblicas bálticas.
En lo que va de año, han incautado 5.600 kilos de cogollos de marihuana, frente a los 3.300 de todo 2017. Son los propios agentes los que tienen que arrancar y desbrozar la planta -miles de ellas- para entregar a Sanidad que se ocupa de su análisis y destrucción. El por qué de esta proliferación hay que buscarlo no solo en el clima sino en la cantidad de terrenos aislados, la baja penalidad, pero expecialmente en la rentabilidad. Para investigar este fenómeno a los entre 14 y 15 agentes de la guardia civil en la región adscritos a la lucha contra la droga, se suma la colaboración ciudadana y de empresas eléctricas o de suministro de agua que en muchas ocasiones son los que los ponen sobre la pista.