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Ureña sufrió la rotura de una costilla la tarde de su puerta grande en Madrid

El diestro lorquino tuvo una rotunda actuación el sábado con un gran toro de Victoriano del río, al que cortó los dos orejas. Las pruebas médicas determinaron que llevaba una costilla rota

17 JUN 2019 - 00:00
Ureña sufrió la rotura de una costilla la tarde de su puerta grande en Madrid
Paco Ureña. TWITTER @UrenaOficial

EFE. Madrid

Paco Ureña, que este sábado salió a hombros por la puerta grande de Las Ventas, lidió al segundo toro de su lote, el que le permitió ese triunfo, con una costilla rota que había sufrido durante la lidia de su primero.

Así lo han determinado las pruebas a las que ha sido sometido este domingo, que han descubierto la rotura de la costilla, según ha indicado a Efe un portavoz del diestro murciano.

Paco Ureña tuvo una actuación muy rotunda a un gran toro de Victoriano del Río, al que cortó las dos orejas y le permitió ser el triunfador del festejo.

El espada está anunciado para el próximo domingo en la Feria de Hogueras de Alicante, donde formará cartel con José Antonio Morante de la Puebla y Julián López "El Juli", con astados de Garcigrande.

Después de muchas tardes rozándola, el diestro lorquino Paco Ureña consiguió salir a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas, empujado por una afición que le mostró su aliento en todo momento y le ayudó a remontar una posible lesión de costillas sufrida en el primero de su lote.

Después de muchos años de actuaciones sufridas y dejando muestras de la fibra de su toreo, el de Lorca pudo llevarse una alegría en la plaza de Madrid, aun a pesar de esa posible fractura cuyo dolor no debió sentir mientras era sacado por una multitud enardecida hacia la calle de Alcalá una vez que le cortó las dos orejas al sexto de la tarde.

Un sexto toro de Victoriano del Río que, en realidad, debió salir en quinto lugar a la arena, pero el turno se corrió para que Ureña pudiera ser atendido en la enfermería después de que su primero, en una fea voltereta, le golpeara secamente en un costado.

Aun así, permaneció en la arena lo suficiente no solo para estoquear al astado sino para cuajarle incluso tras el percance los mejores muletazos de la faena, un puñado de naturales que, aunque sin ligazón, llegaron con intensidad a un público.

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