La despedida del buque oceanográfico se ha desarrollado sin público en el muelle de La Curra (Cartagena) para mantener aislada a la tripulación
EVA CABALLERO. Cartagena
El buque oceanográfico Hespérides navega ya hacia la Antártida con el reto de no introducir el coronavirus en el continente helado y un dispositivo previsto por si hay que sustituir al personal.
Con todos los honores de la Armada, el buque de investigación oceanográfica ha zarpado desde el muelle de La Curra, en Cartagena.
Esta vez la despedida ha sido sin público para mantener a la tripulación aislada. Con todo, uno de los 55 militares daba positivo y era sustituido ayer por la tarde. Esa es la preocupación del comandante, Tomás Cordón, que reconoce que los 6 meses a bordo serán estresantes para resguardarse; sin bajar a puerto y con test rápidos ante cualquier sospecha.
13 misiones cientificas cumplirá el buque con base en Cartagena, sobre contaminación o movimientos sísmicos. Lo más complicado, cuando el Hespérides debe arriar cables desde miles de kilómetros de profundidad desafiando el viento y las temperaturas bajo cero.
Las condiciones de trabajo son duras pero la magia de la Antartida engancha, según ha reconocido el alférez Rafael García, que repite por segundo año. Todos los militares decían adiós a su familia en casa. Los pocos que han acudido al puerto no han podido traspasar la valla.
La despedida oficial, la del almirante, Jose Luis Sobrino, que espera que la situación mejore cuando vuelvan, el 17 de junio, para poder abrazarles