Posturas muy lejanas entre los presidentes de la Generalitat y el Gobierno de España, que establecen hojas de ruta para intentar solventar el problema político de Cataluna aunque sin avances que contenten al indepentismo
SERGIO GÓMEZ
Tras casi dos horas de reunión, Pedro Sánchez y Pere Aragonés se han mostrado más optimistas que antes del encuentro sobre la posibilidad de hallar una salida al problema político de Cataluña. Ambos líderes han reconocido que las posiciones están muy alejadas pero los dos se aferran al diálogo. La hoja de ruta de Esquerra no varía, referéndum y autodeterminación, como aseguraba el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés: "Nuestra propuesta para resolver el conflicto es la amnistía y el referéndum. Fin de la represión y la autodeterminación".
La postura del Gobierno de España se basa en el diálogo. El presidente Sánchez habla de trabajar sin prisa y siendo conscientes de que es un problema que no se va a solucionar pronto. El jefe del Ejecutivo nacional confía en "trabajar sin plazos" sobre los puntos en común: "El Gobierno de España ha hecho un examen sobre las reivindicaciones de la Generalitat desde hace más de 10 años. 45 puntos y hay uno en el que no nos ponemos de acuerdo, pero hay otros 44 en los que podemos avanzar. Miramos hacia adelante y queremos resolver esta crisis. Hay posiciones alejadas, pero lo importante es que se celebra esta reunión".
Sánchez y Aragonés no se han sentado en la mesa de diálogo, pero sí lo hicieron ambas delegaciones. Del lado catalán, una representación incompleta, sin Junts, sólo dos consellers, Roger Torrent y Laura Vilagrá; del lado de Moncloa cuatro ministros: Félix Bolaños, Yolanda Díaz, Isabel Rodríguez y Miquel Iceta. Una mesa que ha puesto de relieve las discrepancias entre los dos socios del Gobierno catalán Marta Vilalta, de Esquerra, y Laura Borrás, de Junts. La primera negaba toda negociación: "Nos encontramos en las calles defendiendo en las manifestaciones que queremos ser una república libre, no podemos estar juntos en esta mesa". Para la representante de Junts, "no es el día de hablar de mesas cuando hay compañeros que fueron obligados a sentarse en el banco de los acusados por parte del Gobierno de España".
