El especialista en Salud Pública dice que estamos "en una fase de grises" en la que sigue siendo muy necesario tomar medidas para evitar que los contagios se descontrolen
PACO MARTÍNEZ. Murcia
El epidemiólogo de la Universidad de Alcalá, Pedro Gullón, cree que la postura de quienes consideran que hemos alcanzado la normalidad es tan errónea como la de aquellos que temen una quinta ola de la pandemia tan letal como otras precedentes. Gullón dice que estamos "en una fase de grises" en la que sigue siendo muy necesario tomar medidas para evitar que los contagios se descontrolen y, en ese sentido, se muestra partidario de decretar el cierre de las discotecas y de los locales de ocio nocturno antes que de recurrir al toque de queda.
Ni estamos cerca de la normalidad, ni nos aproximamos al abismo. La quinta ola está provocando un número importante de contagios, pero los avances en el proceso de vacunación nos permiten evitar los casos más graves entre la población más vulnerable. Eso no significa que podamos "dejar hacer" al virus: hay que tomar medidas -dice Gullón- porque con tasas de incidencia tan altas como las que tenemos aumentan los riesgos: por una parte hay más probabilidad de que la enfermedad alcance a los vacunados que no han desarrollado inmunidad; por otra, se está saturando la capacidad de respuesta de la Atención Primaria, lo que conlleva un grave perjuicio para los enfermos crónicos de otras patologías.
Lo más efectivo, desde su punto de vista, sería ir directamente al origen del problema: todos los datos demuestran que los principales focos de contagio están en las discotecas y en los locales de ocio nocturno. Así que la solución no es -a su juicio- imponer un toque de queda, sino cerrar temporalmente esos establecimientos.
Es cierto, añade Gullón, que el toque de queda aporta la posibilidad de controlar los botellones. Pero es una ventaja innecesaria, porque los botellones ya están prohibidos y se puede actuar para disolverlos o evitarlos sin necesidad de otra herramienta legal. Además, esas quedadas al aire libre son mucho menos peligrosas que las discotecas.
Lo que este especialista en Salud Pública pide también es un poco de paciencia; huir de la precipitación con la que han actuado algunos gobiernos que, urgidos por los datos de contagios, no han esperado los doce o catorce días que hacen falta para poder apreciar el efecto de sus propias decisiones.
