La desertificación llega a Murcia por la mala gestión del agua, no por la erosión del suelo como se creía erróneamente el pasado siglo. Así lo advierten científicos de la Fundación Nueva Cultura del Agua
ANA R. GÓMEZ. Murcia
Murcia es de las regiones más afectadas por la desertificación, pero no por la ausencia de vegetación, sino por la mala gestión del agua. Reducción de la agricultura intensiva y recuperación de modelos que conserven suelo y agua es indispensable para frenar el avance de la sequía en un contexto de cambio climático.
La Fundación Nueva Cultura del Agua, organización hispano-lusa que promueve nuevos modos de administrar el agua, ha editado un trabajo sobre falsedades y leyendas urbanas, entre las que precisamente destaca la creencia de que los regadíos frenan la desertificación, cuando es justo lo contrario, según nos explica la profesora de la Universidad de Murcia Julia Martínez.
La creencia que en los años 80 asociaba la desertificación con la erosión del suelo ha cambiado totalmente. Incluso se ha demostrado que no hay problemas de erosión en lugares con vegetación escasa. Lo importante, en cambio, es apostar por modelos que se han demostrado viables a lo largo de los siglos, como las huertas.
Según advierten los científicos, estamos gastando el doble de lo que tenemos, y eso significa que a este ritmo nos quedaremos sin agua y sin producción.
Julia Martínez, bióloga e investigadora de la Universidad de Murcia, es también miembro del Observatorio de la Sostenibilidad de la Región de Murcia. Considera que, tras el diagnóstico empírico, las acciones y objetivos a marcar para frenar la desertificación pasan inevitablemente por la reducción del regadío intensivo, que en nuestro país se "bebe" el 80 por ciento del agua.
