Diversidad de opiniones entre sindicatos a la hora de calificar la administración de la vacuna a los sanitarios. Ambos coinciden en que se está tardando mucho en aplicar la segunda inyección habiendo viales suficientes
SUSANA AZPARREN
Mientras que el Sindicato de Profesionales de Sanidad (SPS) achaca a una nefasta gestión por parte de Salud Pública la incertidumbre y los retrasos en la administración de la segunda dosis de las vacunas al personal sanitario, desde Acción Sindical de la Federación de Servicios Públicos de UGT, se estima que el ritmo está siendo bueno, con retrasos puntuales en los casos que sobrepasan los 28 días estipulados por protocolo.
El secretario general de SPS en la Región de Murcia, Antonio Martínez pide que se respete a los sanitarios en este asunto de la vacunación, ya que suma más presión a un colectivo que está agotado física y mentalmente. Asegura que se están produciendo retrasos en la administración de la segunda dosis, incluso a personal de primera línea, "cuando hay viales suficientes, que no se han gestionado bien. Se hizo una barra libre de vacunas y se le puso hasta el que pasaba por la puerta". Una mala distribución, "no nacional, porque había vacunas suficientes. Se ha dilapidado y eso no lo merecen nuestros compañeros del personal sanitario". Para evitar problemas, el Secretario general del sindicato SPS recomienda a los profesionales a los que se les haya pasado el plazo para la administración de la segunda dosis, que no esperen la llamada o la citación, sino que acudan a los servicios de prevención de su centro de trabajo para que les pongan la vacuna.
Desde UGT, su secretario Juan Crevillén asegura que el ritmo de administración de la segunda dosis al personal sanitario es bueno y "en general se está cumpliendo con lo que nos dijeron", aunque se estén produciendo "algunos casos puntuales" en los que el plazo pase de los 28 días. Hay vacunas suficientes. Crevillén pide "más control sobre las listas" de petición de vacunas de las residencias y centros privados. Considera que Salud Pública debería revisar esos listados para impedir que accedan a la vacuna personas fuera de los grupos prioritarios, aunque reconoce la dificultad de esos controles, "alguno se habrá aprovechado para apuntarse como trabajadores y vacunarse cuando no lo son".
