Con apenas 900 habitantes su margen es mínimo y contar con cinco contagios de diferentes núcleos de convivencia son suficientes para que su incidencia porcentual conlleve un cierre de hostelería y del perímetro municipal
JOSÉ A. VERA
El pequeño municipio de Ulea ha pasado de ser el último en infectarse por el coronavirus, resistió 8 meses, a encontrarse ahora junto con otros cinco en transmisión extrema. Este pequeño enclave del Valle de Ricote se mantuvo hasta finales de septiembre sin contabilizar casos de COVID-19. Sus menos de 900 habitantes (sólo Ojós queda por debajo en población) le hacen peculiar en estos procedimientos de ratios e incidencias. Actualmente tiene 15 casos, que esperan ser sólo 8 ya este martes, números que implican mantener el cierre perimetral y la hostelería cerrada en todo su territorio. Víctor Manuel López es su alcalde: "Lo afrontamos con cierta tristeza porque estuvimos 8 meses sin padecerlo. Esa suerte que tuvimos nos ha dejado de acompañar y ahora con que una familia de 4-5 personas infectadas nos daría un ratio superior al marcado".
Explica el regidor de la localidad a Onda Regional que los ocho municipios de menos 5000 habitantes se manejan con un criterio distinto en el Comité COVID. Una familia de cinco personas bastaría para que el índice supere el umbral de transmisión extrema, por ello cada lunes se tienen en cuenta no sólo el número sino también la dispersión de los casos. "Le trasladamos al presidente Fernando López Miras que el Comité COVID abordara nuestros municipios de forma pormenorizada. Se aborda si los contagios son de la misma unidad familiar o de diferentes", explicaba Víctor Manuel López. Ulea confía en pasar al listado de municipios que podrá reabrir las terrazas de la hostelería y dejar atrás también el cierre perimetral.
