20 años del 'Nunca Máis'

20 años del "Nunca Máis", se cumplen dos décadas de la catástrofe del Prestige, uno de los mayores desastres medioambientales de nuestro país. Una bomba de relojería con 77.000 toneladas de fuel en su interior acabó partido en dos frente a la costa gallega. Esta eventualidad y la gestión que se hizo de ella acabó con casi 3.000 kilómetros de litoral afectado, porque del chapapote no se libró ni Portugal ni Francia.

Nada hacía presagiar, cuando despuntó ese 13 de noviembre de 2002, que ese punto privilegiado del litoral español iba a acabar siendo el escenario del episodio mediambiental más luctuoso que ha visto la costa española. El petrolero monocasco se partió en dos frente a Galicia. Era el inicio del desastre. 23.000 aves muertas se llegaron a recoger, pero la huella de la catástrofe permaneció mucho en el tiempo y ONGs como WWF estiman que esa cifra se puede elevar hasta las 300.000. Cifras que muestran solo una cara muy pequeña de un episodio que acabó movilizando a miles de personas. Los voluntarios fueron testigos de la gestión posterior al hundimiento. Sin medidas de protección, llegados desde todas partes del país, limpiaron de fuel playas, acantilados y animales. La indignación fue creciente en la Marea Blanca.

En entredicho estuvo la gestión de ese desastre. La decisión de alejar el barco, en lugar de situarlo en una zona protegida resultó ser errática. Las críticas a la administración en aquellos días no tardó en aparecer. Mariano Rajoy era entonces portavoz del gobierno.

El pleito judicial por aquello aún sin concluir por la demanda de la Abogacía del Estado y la aseguradora por 855 millones del seguro del barco, reace sobre la justicia británica. El Tribunal Supremo de nuestro país condenó al capitán del buque por delito contra el medio ambiente, abriendo a la puerta a que los daños de la marea negra los asumiese la armadora y la aseguradora. De todo aquello queda lección por aprender.