Los vecinos han buscado la tradicional bendición de los animales en menor número que otros años y sin festejos en la calle
E. CABALLERO / RAMÓN G. DEL REAL. Cartagena/ Murcia
El coronavirus desluce la celebración de San Antón. Los vecinos han buscado la tradicional bendición de los animales en menor número que otros años y sin festejos en la calle.
En Murcia, aunque se ha suspendido la procesión, los propietarios de mascotas han acudido a la ermita de la Seda para acercarlas a su patrón
Como cada año, las mujeres de San Antón han amasado los panecillos que se guardan todo el año para que haya parabienes. Han repartido más de 5.000.
En Cartagena se ha eliminado la rifa del cochinillo. Tampoco hay puestos de pulpo en la calle por la pandemia, pero los vecinos se empeñan en mantener un ritual que surgió en el siglo XI.
La iglesia de San Antón vende los rollitos bendecidos a beneficio de Cáritas. Por si alguien se queda sin ellos, el párroco anuncia que el domingo habrá más dulces y más bendiciones para los animales.