Carmen nos cuenta cómo tomó una de las decisiones más importantes de su vida, donar los órganos de su pareja
SONIA ILLÁN
Carlos murió un 6 de octubre de 2020 de un derrame cerebral. Tenía 48 años, dos hijos y una mujer, Carmen, que no se separó de él los meses que estuvo en la UCI del Hospital Virgen de la Arrixaca.
El día que los médicos le dijeron que no había nada que hacer su corazón se quedó helado pero su cerebro no. A la pregunta de: ¿quiere donar los órganos de su marido? lo tuvo claro, la respuesta es sí. Fue tan rápida en su decisión que el propio equipo médico creyó que era necesario el apoyo psicológico. Nada más lejos de la realidad. “Yo lo tenía claro, quería que sus órganos se donaran”, enfatiza Carmen.
Carlos y Carmen ya habían hablado de qué harían con sus órganos si uno de ellos fallecía. Aunque él bromeaba siempre con que los suyos no servirían, lo cierto y verdad es que se trasplantaron cinco de sus órganos. Que haya cinco personas con una parte de Carlos y con una esperanza de vida es un orgullo para ella y le ha ayudado a superar el duelo. ”Yo se que hay cinco órganos viviendo en cinco personas, y a mí eso me da felicidad, me enorgullece, lo haría una y mil veces”
Carmen recuerda emocionada como días después de morir Carlos recibió una carta del Hospital Virgen de la Arrixaca informándole que los cinco trasplantes se habían llevado a cabo con éxito, que los pacientes evolucionaban favorablemente y le transmitían el agradecimiento de las familias. “Es una carta que emociona porque te agradecen los familiares lo que has hecho, es duro, pero me siento bien”.
Cómo algo tan opuesto puede ser un estado de ánimo. Carmen resuelve los días sin Carlos junto a sus dos hijos, pensando que se fue joven y con mil cosas por hacer. Un año antes recorrió media Europa en moto sin pensar que iba a ser su último viaje. Desprendido y generoso con los demás, lo fue hasta para morir.
